“Promover la unidad en la diversidad” fue la meta central que se fijaron ayer los jefes de Estado y de Gobierno reunidos en Buenos Aires para la VII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) pese a las tensiones que conmovieron al encuentro, donde varios mandatarios pidieron “acciones concretas” en pos de la integración regional.
“Afirmamos el compromiso de los miembros de la Celac para avanzar con determinación en el proceso de integración, promoviendo la unidad y la diversidad política, económica, social y cultural de nuestros pueblos”, dice el texto de la Declaración de Buenos Aires, dado a conocer al cierre del encuentro, donde por primera vez estuvieron presentes representantes de los 33 países de la región y que estuvo marcado por la vuelta de Brasil, con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Se trató, así, de un relanzamiento del organismo que pretende ser el contrapeso regional de la Organización de Estados Americanos (OEA), que encabeza el uruguayo Luis Almagro, más afín a las directrices de Estados Unidos.
“Ahora estamos con una Celac completa, con Brasil, y la oportunidad de unir a la región es un imperativo”, afirmó el presidente Alberto Fernández en la apertura de la cumbre (ver Fernández…). Al cierre del encuentro, el mandatario argentino traspasó la presidencia pro témpore a San Vicente y las Granadinas, cuyo primer ministro es Ralph Gonsalves, un aliado del venezolano Nicolás Maduro, en otro fuerte gesto político de la región.
Lula destacó a su vez la decisión de regresar al mundo después del aislamiento de Brasil que impulsó su antecesor Jair Bolsonaro, que hace tres años decidió sacar al país del organismo. “Nada más natural que comenzar ese camino de regreso a través de la Celac”, apuntó Lula, quien agradeció a los que estuvieron “al lado de Brasil (…) en los últimos días en repudio a los actos antidemocráticos”, en referencia a los ataques golpistas recientes.
En consonancia, la declaración firmada por los líderes de la Celac señaló el “firme compromiso con la preservación de los valores democráticos y con la vigencia plena e irrestricta de las instituciones y del Estado de Derecho en la región”; a la vez que expresó el “compromiso con la democracia, la promoción, protección y respeto de los Derechos Humanos”. La crisis peruana, con una ola de protestas que sacuden al país desde diciembre, también estuvo como fondo del documento, que incluyó un reclamo explícito a la Asamblea General de las ONU para poner fin al bloqueo contra Cuba.
El presidente uruguayo criticó empero la “visión hemipléjica” del documento (ver Lacalle…), propuso la creación de una zona de libre comercio entre los países que integran la Celac e instó a sus miembros a pasar a la “acción”. Pese a estar alejado ideológicamente, el colombiano Gustavo Petro respaldó a su colega uruguayo en el objetivo de que la integración “no dependa de las afinidades políticas”, aunque justamente cuestionó a la OEA por volcarse a un tipo de “parcialidad ideológica” que lo llevó a respaldar golpes de Estado, lo que “desplomó la confianza en el organismo”. “Creo que la Celac, hoy, deberíamos considerarla como el verdadero espacio de integración latinoamericana”, defendió Petro.
A la vez, convocó a sus pares a pasar a la acción y propuso crear una red de energías limpias regional. “Hay una gran distancia entre la retórica de la integración latinoamericana y la realidad. Hablamos mucho de unirnos, pero hacemos poco por hacerlo realmente. Y yo creo que esa historia tiene que cambiar”, señaló Petro, sintetizando los desafíos que deberá encarar el organismo.
Fernández hizo una enfática defensa de la democracia
“Llegó la hora de hacer que la región defienda los mismos intereses”, aseveró el presidente Alberto Fernández al inaugurar la cumbre de la Celac, donde instó a los representantes de los 33 países a “encarar un proceso que nos lleve hacia la igualdad y la justicia social”. El mandatario llamó a “defender la democracia y las instituciones” y afirmó que “ahora estamos con una Celac completa, con Brasil, y la oportunidad de unir a la región es un imperativo que se nos impone”.
Asimismo, advirtió sobre “la ultraderecha que se ha puesto de pie y están amenazando a cada uno de los pueblos, y no debemos permitir que esa derecha recalcitrante y fascista ponga en riesgo nuestros pueblos”. En ese sentido, recordó “el golpe (de Estado) en Bolivia (…), el de hace pocos días en las calles de Brasilia, a una semana de haber asumido Lula, y aquí en la Argentina cuando alguien intento matar a la vicepresidenta” Cristina Kirchner. “Cuba lleva ya un bloqueo de seis décadas y Venezuela padece otro. Debemos levantar nuestras voces. Es momento que el Caribe y América latina sean una sola región que defienda los mismos intereses”, completó.
Lacalle Pou cuestionó la “ideologización” del organismo
El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, habló durante algo más de diez minutos en la cumbre de la Celac, donde cuestionó la “ideologización” del foro, en un discurso muy duro que chocó con el resto de las ponencias.
“No puede haber aquí un club de amigos ideológicos. En la variedad estará la fuerza de esta organización. Mal hacemos en ponerle un tinte ideológico a la Celac. Cuidado con la tentación ideológica en los foros internacionales”, consideró el mandatario uruguayo, quien condenó la apelación a la democracia, las instituciones y los derechos humanos del documento final de la cumbre.
“Hay países acá que no respetan la democracia, los derechos humanos ni las instituciones. No tengamos una visión hemipléjica según afinidad ideológica”, agregó en referencia a Venezuela, Nicaragia y Cuba. Luego, en la conferencia de prensa posterior, le preguntaron sobre las declaraciones del ministro de Economía, Sergio Massa, que había dicho que Uruguay es un “hermano menor” de la Argentina y Brasil en el Mercosur. “Parece Disneylandia”, se limitó a contestar.