En Córdoba, la situación de los comedores comunitarios es crítica. La demanda de alimentos ha aumentado drásticamente en los últimos años, mientras que los recursos y las donaciones disminuyen. Esto ha obligado a muchos comedores a reducir los días de asistencia, dejando a familias vulnerables sin acceso a comidas esenciales. La falta de trabajo informal y los bajos salarios, incluso para trabajadores formales y jubilados, han llevado a un aumento en la necesidad de ayuda alimentaria. Los comedores escolares del Paicor son un apoyo, pero no logran cubrir la creciente demanda.
La mayoría de estos espacios comunitarios, según un informe publicado por el diario La Voz del Interior, operan en casas de familia, donde los voluntarios hacen esfuerzos por obtener alimentos a través de rifas, ventas y contribuciones de sus propios bolsillos, porque la ayuda financiera que reciben de la Municipalidad de Córdoba y el Ministerio de Desarrollo Social y Promoción del Empleo de la Provincia es insuficiente. La situación se ha agravado aún más por la disminución de las donaciones al Banco de Alimentos de Córdoba, que apoya a 566 organizaciones. La directora ejecutiva de la Fundación Banco de Alimentos Córdoba, Eugenia Silva, explicó que las empresas están optimizando sus procesos y ya no tienen excedentes para donar.
Un estudio reciente reveló que el 61% de los niños y adolescentes que asisten a comedores comunitarios sufren de malnutrición por exceso (obesidad y sobrepeso), mientras que el 20% padece malnutrición por déficit (baja talla y bajo peso). Esta situación pone de manifiesto la gravedad de la crisis alimentaria en la región. Ante esta emergencia, se conformó la Mesa de Emergencia Alimentaria, impulsada por el Arzobispado de Córdoba junto a organizaciones sociales y funcionarios, para trabajar en acciones para mitigar el impacto de la crisis.
La Secretaria de Políticas Sociales y Desarrollo Humano del municipio realizó un relevamiento en diciembre de 2024 y encontró 1.833 espacios comunitarios, gestionados en su mayoría por mujeres, que alimentan a 153.654 personas. Sin embargo, muchos de estos espacios no cumplen con los requisitos para recibir ayuda económica oficial, como convertirse en fundación u ONG.
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