El asesinato de José Luis Cabezas cumplió 25 años y en Córdoba, un grupo de reporteros gráficos nucleados en la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Argra) y trabajadores de prensa del Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Córdoba (Cispren), decidieron homenajear su memoria y reclamar justicia.
El acto se realizó ayer en la calle Obispo Trejo, frente a la sede del Cispren, donde el reportero gráfico Sebastián Salguero fue el encargado de leer un documento elaborado por los organizadores del homenaje, en el que se puntualizó que el crimen fue un “hito de lucha” para los trabajadores de prensa argentinos.
“La figura de José Luis inspira y trasciende generaciones de compañeras y compañeros que defienden a diario el oficio desde las redacciones, las aulas universitarias, en los sindicatos y en la calle. Nuestra mejor venganza será no olvidar, mantener viva la memoria”, expresó la declaración de Argra y el Cispren.
A su turno, el periodista Javier de Pascuale, secretario Adjunto del Cispren, se refirió al mensaje “certero” que el asesinato de José Luis significó para la libertad de expresión en la Argentina, destacando cómo los periodistas, reporteros gráficos y fotoperiodistas se movilizaron para que “este atroz crimen no quedara impune y desnudar la manera en que el poder siempre busca silenciarnos”.
Por su parte, la titular de Argra Córdoba y fotógrafa de HOY DÍA CÓRDOBA, Irma Montiel, sostuvo que “el asesinato de Cabezas fue una bisagra para la libertad de expresión; recordar siempre a José Luis es una manera de decir que no vamos a permitir ningún atropello contra el libre ejercicio de nuestro oficio y que vamos a defender la libertad de expresión por siempre, en tanto pilar de una sociedad libre y democrática”.
También Michi, el compañero de Cabezas, no dudó sobre el efecto que causó aquella foto que le tomó a Yabran: “José Luis logró ponerle rostro al personaje más oscuro y poderoso de los años ’90. Reveló muchos de los secretos que el poder no quería que salieran a la luz”. Y agregó: “El crimen de Cabezas marcó un antes y un después. La reacción social que hubo fue el principio del final del menemismo”.