Alta Gracia: los adolescentes habían muerto hace varios días

Se sospecha que fue su madre quien los desconectó de la máquina que los mantenía vivos

Alta Gracia: los adolescentes habían muerto hace varios días

Dos cadáveres esqueléticos de adolescentes de 16 y 18 años con semanas de abandono postrados en un sillón y tapados con bolsas negras en medio de un ambiente viciado por el olor a putrefacción. Esa fue la escena con la que se encontró la Policía al ingresar al domicilio de la ciudad de Alta Gracia que se convirtió en noticia el lunes y por la que terminó detenida en la cárcel de Bouwer la madre (36) de las dos víctimas, acusada de homicidio agravado por el vínculo.

La primera hipótesis sugiere que los jóvenes, quienes tenían problemas motrices y neurológicos y eran electrodependientes, habrían sido desconectados por su madre. Esta es una de las primeras deducciones que realizaron los oficiales al ingresar a la vivienda y encontrar los dispositivos desconectados en la escena, mientras la imputada decía que sus hijos estaban dormidos.

Por otra parte, ayer también se conoció que la denuncia del hecho fue realizada por el padre de los jóvenes. Tras más de un año sin ver a sus hijos, alertó a la Policía a través del 911.

La mujer detenida, cuya identidad se reserva, habría mantenido una separación conflictiva con el padre de los adolescentes, quien, al parecer, recibía amenazas cada vez que intentaba ver a sus hijos. Por eso radicó la denuncia que investiga la fiscalía del Turno dos de Alta Gracia, a cargo de Alejandro Peralta Ottonello.

Sobre la situación de la familia, una comerciante señaló que la convivencia con la madre de los chicos era difícil, ya que no solía salir de su casa y cuando lo hacía ponía un parlante afuera con canciones religiosas o evangélicas que obligaba incluso a llamar a las autoridades para que baje el volumen.

Un día esta comerciante le preguntó qué pasaba y ella habría dicho que celebraba el milagro de Dios de que sus hijos “aún estén vivos”. Además, la comerciante destacó que solía estar cubierta, sólo se le veían los ojos “como si fuera una musulmana” y destacó la situación de vulnerabilidad que vivía el grupo familiar. Ahora, a la espera del avance de la causa, la mujer permanece detenida en la cárcel de Bouwer.

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