Del 11 de septiembre y hasta el primero de octubre, el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (Inpres) contabilizó 13 sismos en el territorio provincial, en horarios diurnos y nocturnos, cuyos epicentros fueron, en su mayoría, en el Valle de Punilla.
El doctor en geología Federico Dávila, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y profesor de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), afirmó que es probable que las recientes actividades sísmicas se deban al movimiento de las fallas.
Un sismo es, en definición, la liberación de energía que se produce en el interior de la Tierra como resultado de una deformación. Esto ocurre cuando dos rocas están sometidas a compresión y una parte de esa superficie se rompe, provocando un deslizamiento brusco.
Ese movimiento causa la liberación de energía acumulada, y una vez que la Tierra se acomode, es posible que no ocurran más sismos durante un largo periodo, hasta que la energía vuelva a acumularse.
Este proceso puede tardar años. Las réplicas, que son sismos menores generados por el mismo evento principal, suelen ser de menor intensidad y forman parte del proceso de acomodamiento de las fallas.
En Córdoba, es común que se experimenten sismos de magnitudes entre dos y tres grados en la escala de Richter, lo cual es normal dado el entorno montañoso. Los sismos de baja magnitud son los esperados para la provincia.