Por Elena Sevillano
Alemania se ha tomado en serio la advertencia que le hizo hace unos días su Tribunal Constitucional. La Ley de Cambio Climático, aprobada en 2019, es poco ambiciosa y traslada a las generaciones futuras la carga de los efectos perniciosos del cambio climático, concluyeron los jueces en una sentencia histórica para la protección del medio ambiente. La canciller, Angela Merkel, reaccionó en cuestión de horas dando la razón al tribunal y anunciando una modificación de la ley: Alemania va a adelantar cinco años uno de los objetivos más ambiciosos, la neutralidad climática. Es decir, emitir solo la cantidad de gases de efecto invernadero que la naturaleza sea capaz de absorber.
Hasta ahora Alemania, como la Unión Europea (UE), se había marcado esa meta para 2050. La nueva ley fijará que esto suceda en 2045. El objetivo intermedio de reducir las emisiones contaminantes para 2030 (tomando como referencia los índices que existían en 1990) también es mucho más ambicioso que el que pactaron recientemente los 27 para incluir en la futura ley climática europea. Alemania prevé que el recorte sea del 65% frente al 55% acordado con los socios europeos y así figurará en la ley alemana. El anuncio del Ejecutivo de Merkel se produce tras la sentencia del Constitucional, pero también en plena precampaña electoral, a poco más de cuatro meses de unos comicios a los que por primera vez en 16 años no se presenta la canciller, y en los que los sondeos pronostican un muy buen resultado para los Verdes. La lucha contra el cambio climático es una de las cuestiones centrales de la campaña de todos los grandes partidos alemanes.
La reducción de las emisiones hasta 2030 tendrá que ser asumida principalmente por el sector energético y el industrial, los mayores emisores de gases de efecto invernadero. El fomento de la energía renovable tendrá un papel central en la nueva estrategia, porque es la tecnología que debe reemplazar cuanto antes a los combustibles fósiles.
Alemania ha logrado reducir sus emisiones más de un 40% con respecto a 1990. En valores absolutos, la mayor economía europea emitió el año pasado 722 millones de toneladas de CO2, 80 millones menos que el año anterior, pero se atribuye a la pandemia al menos dos terceras partes de ese descenso. Por primera vez en su historia, el país produjo más electricidad a partir de energía eólica que de carbón en 2020, después de varios ejercicios en los que esta fuente de energía contaminante repuntó como consecuencia del apagón progresivo de la energía nuclear.
No se puede perder tiempo en la lucha contra el cambio climático. Los objetivos que se marca Alemania son más ambiciosos que los de los 27 Estados miembros de la UE, pero sigue estando a la cabeza el Reino Unido, que recientemente anunció un 68% de reducción para 2030 y un 78% para 2035. El Ejecutivo de Boris Johnson tiene previsto fijar esos compromisos por ley en junio.
La nueva ley del clima alemana se propone preservar y expandir sumideros naturales de gases de efecto invernadero, como bosques y turberas, necesarios para compensar las emisiones de la ganadería y de ciertos procesos industriales. La mejora tiene que estar lista para 2050, de forma que esos sumideros ayuden a secuestrar más gases de efecto invernadero de los que emite el conjunto del país. La norma prevé que el Consejo de Expertos en Cambio Climático que asesora al Gobierno presente un informe cada dos años para evaluar los avances en la consecución de los objetivos.
La legislación va acompañada de un presupuesto de 8.000 millones de euros que entre otras cosas servirá para financiar las mejoras en la eficiencia energética de los edificios. Una novedad de la nueva norma será que los propietarios de los inmuebles deberán asumir la mitad de los costes que genera el consumo energético de los hogares, porque son ellos los que deciden qué reformas se hacen en las casas, por ejemplo, el tipo de calefacción que se instala.
La ONG Greenpeace cree que la nueva ley tampoco será suficiente para equilibrar la carga de la reducción de gases de efecto invernadero entre las generaciones actuales y las futuras. En un informe la organización ecologista calcula que incluso con los nuevos planes del Gobierno federal, Alemania habrá agotado el 91% de su presupuesto de carbono (las emisiones que quedan para evitar alterar el clima) en 2030 y que para 2045 se habrá superado en un 32%.