Investigadores de Colombia y Brasil aseguraron hoy que la acumulación actual de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera «no tiene precedentes» y alertaron por la creciente deforestación y los incendios persistentes en el Amazonas, uno de los principales sumideros de carbono para combatir el cambio climático, en la previa a la Cumbre Amazónica que se llevará a cabo el 8 y 9 de agosto en Belém, Brasil.
«Las actuales concentraciones de GEI no han tenido precedentes en millones de años según los estudios paleoclimáticos. La composición química de la atmósfera no era así y las causas fueron muy bien identificadas científicamente», aseguró Paola Arias, profesora de la Universidad de Antioquia, Colombia, e investigadora y autora del Grupo I de Trabajo del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) en una videoconferencia organizada por la organización Periodistas Por el Planeta.
La investigadora colombiana resaltó que las actividades humanas como la industria, el transporte, la construcción, además de la agricultura y el cambio en los usos del suelo explican mayormente la emisión de gases aunque advirtió que «la deforestación tiene un papel muy importante».
Latinoamérica y el Caribes son responsables por el 11% de las emisiones acumuladas desde 1850, indicó Arias y por eso llamó a «detener las tasas de deforestación del Amazonas como también nuevas fuentes de explotación de combustibles fósiles».
«El Amazonas es el bosque tropical más grande del planeta, es importantísimo en términos de balance de carbono, la vegetación tiene un rol importante porque puede capturar carbono, es una forma natural de tener un sumidero», explicó la especialista y agregó que la deforestación se produce por las plantaciones de soja, la minería y la ganadería.
«Un bosque como el amazónico no crece en 10 o 20 años, toma mucho más ciclos, por eso es tan importante preservar la vegetación que está actualmente», advirtió.
En julio, la ministra de Ambiente de Colombia, Susana Muhamad, afirmó que el Amazonas está llegando a un punto de «no retorno» dado el alto grado de deforestación y precisó que científicamente se estima que si la Amazonía sobrepasa el 20% de la deforestación ya no tendría la capacidad de regenerarse».
Ane Alencar, directora Científica del Instituto de Pesquisa Ambiental da Amazônia (IPAM), experta en la dinámica de los incendios en el bioma de esa región, aseguró que un mundo más cálido puede hacer aún más extremos los incendios forestales provocados por el hombre en la zona.
«La mitad de la deforestación del Amazonas está ocurriendo en tierras públicas. Si reducimos la deforestación se van a reducir los fuegos, porque los fuegos se están haciendo para el pastoreo», aclaró y comentó que «los incendios son un problema muy grande para las poblaciones locales».
La investigadora brasileña precisó que en 2023, de enero a junio, hubo un crecimiento de las áreas quemadas con respecto al año pasado y calculó que en los últimos 38 años se quemaron 1.857.025 km2 en el Amazonas.
«Es muy importante enfatizar que hay un nuevo contexto, se está discutiendo mucho en el mundo cómo controlar la deforestación y Brasil tiene que hacerlo para reducir las emisiones. Brasil y los demás presidentes amazónicos tiene que liderar esta nueva visión mundial, es cada vez más necesario», opinó Alencar.
El 8 y 9 de agosto los líderes de los países amazónicos van a reunirse para discutir este tema en la Cumbre Amazónica de Belém, Brasil, donde también se convocó a representantes de los países que poseen los otros dos bosques tropicales más importantes del mundo: Indonesia, República Democrática del Congo y Congo-Brazzaville.
El presidente francés, Emmanuel Macron, también fue invitado en nombre de la Guayana Francesa.
«La cumbre amazónica tiene que impulsar las soluciones para las crisis, entendiendo el rol vital que cumple la Amazonía, que se pone en riesgo por la industria del gas y el petróleo», opinó Andrés Gómez Orozco, jefe del área de Energía de la organización ambientalista colombiana Censat Agua Viva.
Gómez Orozco alertó sobre la tendencia global de explotar el petróleo no convencional, como en el fracking o en los proyectos offshore, que «tienen mayor dificultad para extraer el petróleo, necesitan más energía».
«Claramente la ciencia nos advierte que para no superar el 1,5 grados de aumento de temperatura la única manera es dejar la mayor cantidad de combustibles fósiles enterrados donde están», aseguró el investigador y llamó a «no aprobar nuevos proyectos de petróleo, es muy peligrosos seguir explotando hidrocarburos en el Amazonas».