Y el intruso finalmente llegó

Angélica vive en la ciudad cordobesa de Leones. Junto con otras compañeras del taller de Estimulación cognitiva que dicta Ana Belén Margherit, decidieron enviar sus vivencias al Registro Federal de Voces Mayores. Esta propuesta que llevamos adelante la Fundación Navarro Viola y el Club de la Porota, propone conocer las diferentes maneras de vivir las vejeces a lo largo y a lo ancho del país

Y el intruso finalmente llegó

Sabíamos que estaba dando vueltas por diversos continentes, se demoró un poco pero apareció.

Hace casi dos años, de la noche a la mañana nos dijeron que estaba en nuestras puertas y nos bombardearon con vocabulario y costumbres nuevas: COVID 19, PANDEMIA, AISLAMIENTO, DISTANCIA SOCIAL, TRABAJOS ESENCIALES.

No solo eso; nos acostumbramos a usar el barbijo, lavar frecuentemente las manos, desinfectar con alcohol 70/30, lavar con lavandina, tener horarios determinados para las compras, formar filas y entrar en grupos reducidos a los locales. También se suspendieron todas las actividades escolares, reuniones, espectáculos públicos, actividad deportiva y física.

Nos fuimos acostumbrando, y cada uno sobrellevó el cambio de acuerdo a su manera de ser y de pensar. Por supuesto, esta nueva modalidad nos mostró tanto las grandezas como las debilidades humanas, sobrevalorando la individualidad sobre el bien común al no respetar las nuevas normas de convivencia social.

Este paréntesis que en un momento presumimos breve se transformó en nuestra nueva rutina. Y en este panorama, pude darme cuenta que no me costó adaptarme y empecé a reemplazar las reuniones y charlas con la virtualidad, nuestra gran aliada.

Esta rutina también está matizada con las clases virtuales del Taller de la Memoria, trabajo más frecuente en el jardín, intensificación de la lectura, la cocina y aumento de kilos… Por qué no decirlo, también dormimos más.

En este momento de mayor apertura sigo agradeciendo a la vida por permitirme cumplir con mis anhelos de ser mujer, esposa, madre, abuela, docente y amiga. Disfruto estos roles que, para mí, son la esencia de la vida misma.

No quiero dejar de mencionar a los héroes de esta pandemia, desde las víctimas y sus familiares hasta los profesionales de la salud que han hecho esfuerzos sobrehumanos así como también a todos los trabajadores esenciales. Todos lucharon para paliar y derrotar este COVID 19 que se transformó en un comensal más en nuestras vidas.

LA VIDA ES EL PRESENTE
MÁS VALIOSO QUE HEMOS RECIBIDO Y COMO TAL, NO
SOLO DEBEMOS VIVIRLA,
SINO TAMBIÉN HONRARLA.

Angélica Beatriz Gentile, 75 años, Leones (Córdoba).

Vejez no es enfermedad

Prestigiosas entidades gerontológicas entre las que se encuentran la Fundación Navarro Viola, CONICET, AMIA, ILC, la Asociación Latinoamericana de Gerontología Comunitaria (ALGEC)y por supuesto, El Club de la Porota, reiteran su rechazo a la intención de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de incluir a la vejez como una enfermedad en la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Relacionados. Esto significa una contradicción, debido a que el mismo organismo internacional, en su resolución de diciembre de 2020 proclama la Década del Envejecimiento Saludable (2021-2030)”; reiterando que, conforme a la Convención Interamericana de Protección de los DDHH de las Personas Mayores: el envejecimiento saludable es un proceso continuo de optimización de oportunidades para mantener y mejorar la salud física y mental, la independencia y la calidad de vida a lo largo de la vida”.

Las entidades mencionadas anteriormente DECLARAMOS que no se debe considerar a la vejez como enfermedad en el International Code of Diseases”:

1) Es un error conceptual. Durante la vejez, al igual que en las demás etapas del ciclo vital, se producen modificaciones bio-psico-social sin que per se constituyan lesiones o trastornos que la OMS define como enfermedad ;

2) Su inclusión no cuenta con bases científicas cuantitativas y cualitativas sólidas;

3) Consolida un concepto falso en torno a esta etapa de la vida;

4) Promueve estereotipos y prejuicios negativos, sumamente difíciles de revertir una vez que se naturalizan;

5) Fomenta el desarrollo de creencias, conductas, prácticas sociales y discursivas, políticas económico-sanitarias y legislaciones viejistas”, es decir, discriminatorias de las personas solo a causa de ser mayores.

POR LO TANTO rechazamos enfáticamente la inclusión de la vejez como enfermedad dentro del International Code of Diseases (ICD); Instamos a las Entidades Internacionales, Estados Miembros y la Sociedad Civil a realizar las acciones para prevenir, erradicar y sancionar todo tipo de viejismo, ya que tienen la misma dignidad, derechos y libertades fundamentales que todas las demás personas. Postulamos incluir a la fragilidad” como categoría clínica gerontológica basada en la evidencia ya que alude a los trastornos progresivos que afectan el funcionamiento cotidiano de las personas mayores en el desarrollo de actividades básicas e instrumentales. Abarca a la vulnerabilidad social y es más predictiva de las respuestas a tratamientos, de la necesidad de institucionalización y de los riesgos de mortalidad, que la referencia a la edad cronológica por sí sola.

Porota

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