¡Sí, a esta edad!

Club de la Porota

¡Sí, a esta edad!

¿Qué sucede con los hombres cuando entran en la vejez?, ¿cómo se reconfiguran sus personalidades, sus acciones, el manejo del tiempo? Mi querido amigo, Ricardo Iacub, psicólogo y Profesor Titular de Psicología de la Tercera Edad y Vejez de la UBA, ya ha analizado en nuestros espacios de reflexión cómo se construyen y configuran las masculinidades en la vejez desde tres ejes: el trabajo, la fragilidad física y la potencia sexual. Y describe cómo los varones no encuentran cómo adaptarse a un mundo en el que ya no son “necesarios”. Como se les dificulta estructurar su vida en torno a los tres ejes recién mencionados. Se genera una ruptura en las identidades de los sujetos que provocan un vacío en los mismos. Esta problemática no está siendo debidamente estudiada.

En este sentido, el proyecto de género en la vejez encuentra menos recursos en el varón que en la mujer. En nosotras, las mujeres, se da un proceso inverso; vivimos la vejez liberadas de las ataduras y los mandatos, encaramos el proceso de envejecimiento realizando múltiples actividades. El hombre, en general, no lo hace. Estas situaciones están directamente relacionadas con la construcción social y narrativa que se hace sobre lo que es o no auténticamente masculino. De esta manera, se construye un relato: la masculinidad hegemónica se asocia con rasgos de competitividad; poder físico, sexual y económico; desapego emocional; coraje y dominación, capacidad de protección y autonomía.

En esta misma línea, la educadora sexual integral y coach sexual y ontológica, Alejandra Oliva, analiza cómo se configura la sexualidad en las personas mayores y qué narrativas prohibitivas que se generan. Conocí a Alejandra hace unos meses en Río Cuarto y me enorgullece compartir su voz. Ale nos invita a desafiar los mitos y estereotipos que circulan en torno a esta temática. En el Mes de las Masculinidades y Vejeces, hablemos de sexualidad. Gracias por acompañarnos y animarte a hackear el viejismo, las ideas y representaciones estereotipadas que nos escinden de nuestra condición de sujetos, personas deseantes. ¡Todo lo contrario! Vos y yo sabemos que a esta edad, ¡sí!.

Porota.

Hablar de este tema sí es valioso a esta edad, porque la sexualidad sí es importante a esta edad; sí es activa; sí nos representa en la persona que estamos siendo, y sí nos trae felicidad. No solamente para personas mayores, sino para cualquier momento de la vida que estemos transitando.

¡Cuántos mitos y estereotipos circulan en la sociedad y en nosotras/os mismas/os! Palabras o frases tan marcadas que muchas veces las damos por ciertas. “La menopausia es el fin de la sexualidad”, “las personas mayores no tienen necesidades, deseos ni intereses sexuales”, “no se masturban, y las/los que lo hacen son unas/os degeneradas/os”, “lo ideal es una sexualidad fogosa y apasionada”, estas y tantas otras frases han generado que muchas personas lleguen a la vejez en estado de resignación respecto a su vida sexual.

Observar y desafiar los mitos y estereotipos sobre los que hemos aprendido en nuestra niñez, adolescencia y adultez temprana, sirve para entender y aceptar cuáles fueron nuestras bases y pautas en la vida y, a la vez, valorar que ellas nos han traído hasta aquí y nos han dado esta posibilidad de estar leyendo esta nota con ganas de saber, con intriga, con curiosidad… ¡Y eso es lo valioso!

El concepto de que la actividad sexual sea algo oculto, sucio, que posiblemente nos haya generado culpa o vergüenza (por ejemplo, al practicar la masturbación), el no hablar de “eso”, puede habernos hecho interpretar a la sexualidad como algo que no importaba. En consecuencia, si no la disfrutábamos, si teníamos duda, miedo o dolor, o si solo lo hacíamos para satisfacer a otra persona, no importaba. Hoy todo eso queda atrás: al encontrarse esta temática en boca de muchas/os en la tele, en las redes, en charlas, estamos descubriendo que hay muchas cosas que no sabemos, y eso nos pone en un lugar protagónico de nuestra vida. Hoy tenemos el poder de elegir aprender, descubrir y trabajar en esas trabas gobernadas por conceptos que ya no nos sirven para ser libres y coherentes con lo que sentimos, pensamos y hacemos.

El abrirse a esta posibilidad de disfrutar del aprendizaje nos invita a reflexionar, de a poco, en cada una de las creencias, prejuicios, estereotipos que tenemos, e ir desmenuzándolos, cuestionando con curiosidad: ¿qué pensamiento se me cruza al ver, por ejemplo, imágenes eróticas de personas mayores? ¿Qué palabras, adjetivos, me surgen? ¿De dónde lo aprendí? ¿Qué me incomoda? ¿Qué relación tengo yo con mi cuerpo? ¿Qué me digo cuando me miro desnuda/o al espejo? ¿Para qué me sirve tratarme así? ¿Hasta cuándo me voy a seguir tratando de esta manera?

Muchas veces nos decimos cosas que no le diríamos a nadie, no trataríamos así a otra persona y, sin embargo, con nosotras/os mismas/os sí lo hacemos. Si repitiéramos frente al espejo esas palabras o frases, mirándonos a los ojos, puede que nos demos cuenta de lo fuertes que son. El valorarse, aceptarse y quererse es un proceso muy ligado al disfrute de la sexualidad y entender que la sociedad misma ha alimentado el viejismo en este aspecto, nos sirve hoy para decir “¡Hasta acá!”. A esta edad tengo deseos, tengo ganas de hacer, de generar, de transmitir, de formar nuevos vínculos, de aprender, de cuidar mi cuerpo y mi salud, de hacer valer mis derechos, de valorarme en lo que hago y lo que soy ¡tengo ganas de disfrutar la vida!

En mi experiencia como oradora en materia de sexualidad, me encontré con lo maravilloso que es generar un espacio de confianza y apertura para que las personas compartan sus experiencias, sus dudas, sus saberes e incentivarlas a la curiosidad. Y eso quedó en evidencia en el encuentro pasado, en la Municipalidad de Río Cuarto. Primero, tímidamente, las personas mayores fueron participando de propuestas y luego fueron mostrando sus ganas de saber, de intercambiar formas de ver la sexualidad, de abrirse a su concepto integral y observar la necesidad de aprender y trabajar cada uno de los ejes de la Educación Sexual Integral (ESI) que respete la diversidad de edad y la tenga en cuenta a la hora de impartir temáticas.

Te invito a vos a habitar este espacio de responsabilidad respecto a tu bienestar y te aliento a que tomes el compromiso del aprendizaje y el disfrute, valorando y aceptando que te lo merecés, en este, tu momento de la vida.

¿Quién soy?

Soy Alejandra Oliva, educadora sexual integral y coach sexual y ontológica. Dedico mi energía a comunicar mediante charlas, talleres, en las redes y los medios, lo valioso que es darnos el lugar para observar, valorar y aprender sobre nuestra sexualidad, para sentirnos a gusto y representadas por ella.

Las personas tenemos toda una vida sexual por delante y mi propósito es brindar espacios de posibilidad para que la disfruten. Pueden seguir a Alejandra en su cuenta de Instagram @ale.oliva.ok

 

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