Por un hocico

El ojo de Horus

Por un hocico

Por un hocico

Los jueces y magistrados de Córdoba tendrán una yapa” en este año electoral. El venidero viernes 27 votarán para elegir a las autoridades que se harán cargo de la conducción de la asociación que los agrupa, por los próximos tres años. Alrededor de 1.200 afiliados, activos y jubilados podrán optar entre dos listas. Por un lado, el oficialismo, la número 2 Blanca y Celeste, que postula para la reelección a Silvana Chiapero, quien asumió la presidencia tras el fallecimiento de Luis Paoloni. Por el otro, la boleta opositora número 1 Azul, que encabeza el juez Luis Nassiz, de la Cámara Cuarta del Crimen.

Con la espada de la pandemia en el lomo, estos comicios se tuvieron que postergar, ya que resultó imposible hacerlos en la fecha inicial del pasado 25 de junio. Para el 27, se agregarán lugares de votación con el propósito de evitar amontonamientos de electores, por lo que funcionarán 33 mesas en total. El acto se abrirá a las 9.30 horas y culminará en horas de la noche cuando, llegadas las urnas del interior provincial, se pueda llevar adelante el escrutinio.

Mientras desde la actual conducción defienden sus logros y prometen mejorarlos, desde la oposición hacen foco en lo económico-financiero, y pretenden reducir la cuota actual a la que consideran «astronómica», eliminándola para quienes aportaron durante 40 años. También se mezcla en la discusión el tema de las actuales condiciones de trabajo y de bioseguridad en las audiencias. A dos semanas de la elección, es probable que la campaña rompa el bajo cero y los contrincantes se atrevan a ponerle un poco de chimichurri.

A la hora de los vaticinios, solo se escuchan conjeturas volátiles, como que el oficialismo tiene más votos entre los jubilados, pero también más desgaste propio de la gestión. Sin embargo, un veterano juez arriesgó un pronóstico de final con dientes apretados. Dijo, cual si fuera Lily Sullos, que el que gane, lo hará apenas por un hocico… ¿Será?

Sin atenuantes

La Justicia de Córdoba es pionera en el sistema de jurados populares para los hechos más aberrantes. A la hora de discutir el veredicto, participan dos jueces técnicos y ocho jurados, estos últimos para decir si el o los imputados participaron del hecho en cuestión y también para decidir la figura penal que le corresponde; nunca para definir el monto de la pena.

En julio del 2018, ocurrió algo curioso en la Cámara Octava del Crimen, cuando juzgaron a Dante Aguirre por el femicidio de quien había sido su pareja, Rosana del Valle Salinas, de solo 25 años y con quien tenía dos hijas. Él la mató el 29 de octubre del 2016, en Ascochinga. Rosana lo había denunciado por amenazas y le habían dictado una orden de restricción.

Aguirre no soportaba que ella tuviera una nueva relación y la fue a buscar a una parada de colectivo, donde la golpeó y apuñaló hasta matarla.

Ya en el juicio, el fiscal Hugo Almirón pidió una condena de prisión perpetua para Aguirre, por entender que asesinó a Rosana con alevosía y con violencia de género. Sin embargo, la mayoría de los jurados populares (quienes conocen poco o nada de Derecho), le dieron una curiosa interpretación a lo sucedido y jugaron a favor del femicida. Según ellos, como Rosana tenía un novio con quien había comenzado una nueva relación, Aguirre fue «víctima» de humillaciones y burlas en el pueblo, y por lo tanto esta situación lo llevó a cometer el crimen. Sin dudas, una visión machista que no fue compartida por los jueces.

De todos modos, los jurados votaron e impidieron una condena a perpetua. La sentencia fue de 22 años de prisión gracias a los increíbles atenuantes.

Ante esta discordancia, el Superior Tribunal dispuso que Aguirre sea nuevamente juzgado, lo que ocurrirá a partir de hoy en la Cámara Séptima. De no mediar imprevistos, ahora si le aplicarán la perpetua. Aguirre le había advertido a Rosana que si la veía con otro la iba a matar, y cumplió. Semejante atrocidad merece la máxima pena.

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