Algunos animales y ofidios tienen la capacidad de encantar, hipnotizar o encandilar a sus presas, que permanecen inmóviles e indefensas hasta ser atacadas y deglutidas. Salvando las distancias naturales, podríamos decir que ciertas personas tienen un carisma especial con el que pueden convencer a una gran cantidad de personas que en realidad “el viento sur sopla del norte”. Muchas víctimas no sólo introyectan el engaño sino que lo defienden a capa y espada hasta final, y más allá también.
En Goya, Corrientes, comenzó ayer el primer juicio a Leonardo Cositorto de Generación Zoe, presentado en un reciente documental de Netflix como “El Vendedor de ilusiones”. Por lo pronto, el defensor Guillermo Dragotto presentó diversos recursos que el tribunal deberá ahora resolver. De todos modos, los casos de Corrientes son similares a los de Salta, Córdoba, Villa María, Rosario, Buenos Aires y otros países de Latinoamérica, y eventualmente las condenas en nuestro país, podrían ser unificadas. La acusación sobre Cositorto, Maximiliano Batista y Miguel Echegaray es la de jefes de una asociación ilícita (entre cinco y 10 años de prisión) y estafas reiteradas; también son juzgados Lucas Camelino, Nicolás y Javier Medina pero como miembros de la presunta organización. Está previsto que las audiencias se extiendan hasta diciembre con la declaración de más 160 testigos, considerando que en total son 98 hechos de estafa por alrededor de US$ 300.000. Según las investigaciones, se habrían tratado de “estafas piramidales” con promesas de ganancias fabulosas.
Recordemos que Cositorto estuvo prófugo ante el pedido de detención de la fiscal Juliana Companys, y fue detenido por Interpol en República Dominicana en abril del año 2022. Alojado en la cárcel de Bouwer hasta su traslado a Goya hace algunos días, llegó a pedirle al presidente Javier Milei que tenga la amabilidad de indultarlo. Según él mismo dijo, en la cárcel enseña a otros detenidos ‘coaching’ con base bíblica y espiritual para que puedan vivir mejor. Lo cierto es que mientras niega la acusación, resuenan sus manifestaciones de grandeza en el sentido que manejaba un millón y medio de dólares por día, como “un doble Unicornio”. Por supuesto, el clima interno en Generación Zoe era todo positivo, lindo e increíble, igual que en las ceremonias religiosas con gritos y música y sólo optimismo y buenos mensajes. Como dijo una damnificada, era como estar en Disneylandia.