Una pileta inflable

El ojo de Horus

Una pileta inflable

La Cámara Doce del Crimen tiene previsto juzgar próximamente a Pablo Alexis Ramayo, de 39 años, acusado por femicidio en tentativa, y sólo porque su ex esposa MRL logró salvar su vida de milagro y gracias a un chapuzón. El hecho ocurrió en la madrugada del 11 de diciembre de 2022 en barrio San Vicente, donde residían, y se inscribe en otro capítulo más de los hombres controladores, celosos y que creen tener “una escritura” de la pareja con quien comparten una horrible vida plagada de reproches y discusiones cada vez más violentas.

La víctima (madre un niño de una relación anterior) y el acusado mantuvieron un vínculo de casi nueve años y contrajeron matrimonio en 2016. Como suele ocurrir en la mayoría de las parejas que se vuelven asimétricas, las conductas machistas se multiplican hasta que el hostigamiento se volvió insoportable. Así, hasta un hecho imaginario se convierte en la chispa que provoca un desenlace que muchas veces resulta fatal. En este caso, el primer registro judicial data de junio del 22 cuando Ramayo amenazó a MRL con “matarla a ella y a toda su familia, si le era infiel”.

Un mes después, la situación se agravó y el imputado le puso un cuchillo de cocina en el cuello diciéndole que “no iba a permitir que ella rehiciera su vida con otro, que antes de eso él la mataba y le prendía fuego a todo”. Y finalmente llegó el 11 de diciembre cuando, según la investigación, Ramayo pasó a la acción al escuchar a su mujer pedirle la separación. Fue allí cuando buscó una botella de alcohol y empezó a tirarle en distintas zonas del cuerpo, para luego prenderle fuego con un encendedor.

En medio de esa locura, MRL logró correr hacia la cocina y salir a la terraza, para arrojarse al patio y a pesar de golpearse la cabeza, zambullirse a una pileta inflable para apagar las llamas. Ante la aparición de dos hermanos de ella, Ramayo hurtó varias joyas que guardaban en la habitación matrimonial y se dio a la fuga. Un par de semanas después, y ya alojado en la cárcel de Bouwer, logró comunicarse telefónicamente con ella para amenazarla.

En su declaración defensiva, Ramayo negó la acusación y dijo que nunca amenazó a su ex mujer y que llevaban una convivencia excelente. Pero también dijo que ella era agresiva, que le había confesado una infidelidad con alguien de la familia y que eso lo desmoronó y lo llevó a consumir cocaína. Debemos recordar que los imputados no están obligados a decir la verdad y pueden mentir todo lo que quieran. En definitiva, será la prueba la que lo condene o lo absuelva. En caso de ser encontrado culpable, Ramayo recibirá indefectiblemente una condena superior a 10 años de prisión. Así las cosas, en este “casi femicidio”, podríamos decir que esta mujer se salvó porque era verano y porque en esa casa tenían una pileta inflable.

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