Por Francesca Bottaro Castilla De nuestra Redacción
Imitando la simpleza que tiene un maestro a la hora de explicar temas complejos a sus alumnos, Sebastián Fernández ilustra, con la misma dosis de ironía que de precisión profesional, al economista serio” y lo compara con un técnico, un plomero, un gurú o un mago.
Fernández, arquitecto, y Mariano Kestelboim, economista, escribieron un libro a cuatro manos llamado Manual del economista serio”, custodiado por la frase No es el modelo que se equivoca es la realidad que falla”, que aparece en su propia tapa. El texto será presentado por Fernández hoy a las 20 en el auditorio Néstor Kirchner de Radio Nacional (Santa Rosa 241), junto con Gabriela Estévez, Carolina Rusca y Emanuel Rodríguez.
El personaje central del manual, como lo dice el título, es el economista serio. Un economista serio es una figura central del debate en la política económica desde hace varias décadas, sobre todo a partir de los ‘90, es un personaje que se presenta como un analista independiente, apolítico, apartidario, casi un técnico… Desprovisto de todo prejuicio y de toda intencionalidad política”, cuenta Fernández.
El libro, formado por 160 páginas y 11 capítulos, tiene dos orígenes pasionales: la escritura cotidiana que ambos autores compartían haciendo columnas políticas y el instintivo fastidio que les producía ver la manera generalizada en la que actuaban los economistas.
El economista serio actúa sobre las expectativas y el libro nació a partir de eso, en reacción al fastidio que nos causaba escuchar sus mismas letanías, una y otra vez. Constantemente nos preguntábamos ‘¿Cómo puede ser que estos tipos le pifien siempre y los vuelven a llamar?’ Bueno, es que su trabajo es pifiarla. Su trabajo es actuar en la realidad, no analizarla. Los economistas serios venden un modelo económico como si fuera el único modelo.”
Foto: Fernando Pérez Re
Buscando desenmascarar a estos personajes, el objetivo del libro es que el lector no se compre más las toxinas” que intentan vender los economistas serios”: Si vos lees el libro, la próxima vez que te traten de vender esa toxina, vas a saber que es una toxina, y eso sería una gran noticia”, dice Fernández y su rostro manifiesta serenidad como quien llega a la meta sin cansancio alguno.
Con la idea de definir lo más claramente posible al economista serio”, Fernández utiliza analogías que permiten un fácil acercamiento al personaje. Primero los presenta como chicos lindos, no dicen malas palabras, son chicaneros pero simpáticos y tiran letanías conservadoras como si fuera algo desprovisto de intencionalidad política”.
Luego explica su accionar otorgándole tres profesiones simultáneas: En general actúan en tres modalidades, una en la que se presenta como un técnico, un tipo que no hace política, solamente da consejos de sentido común. También se presentan como si fuera un plomero que viene y te dice ‘che, tenés problemas con el inodoro te voy a cambiar el flotante’: el flotante no es ni de izquierda ni de derecha, es la solución. Y en último lugar se presenta como un gurú, alguien de un saber esotérico que ni vos ni yo podemos entender porque no tomamos la precaución de hacer una carrera como él”.
Además, el autor sostiene que los personajes en cuestión dicen frases como administrar un país es como administrar una casa”, lo que instantáneamente define como un delirio (…) a menos que consideremos que en una casa se imprime moneda, cosa que yo no te aconsejaría porque es un delito federal. Entonces si en una casa no se puede imprimir moneda, la verdad es difícil compararla con la administración de un país”, explica.
Lejos de ser narrado con los términos técnicos que los economistas utilizan, el libro se presenta con un estilo literario llano” que toda persona es capaz de comprender a primera lectura. Los autores quiebran la rigidez característica que naturalmente sostienen los discursos económicos utilizando la elasticidad que permite la ironía y el humor, generando de esta manera la identidad particular del libro: Nos gusta mucho el humor para comunicar”, confiesa Sebastián, quien en su cuenta personal de Instagram @rinconetok” da a conocer el libro por medio de diseños particulares en blanco y negro que invocan a la risa.
En cuanto a la portada (foto), los autores se inspiraron en el capítulo 7 del libro, titulado El siempre esquivo factor climático”. El dibujo representa a los economistas serios cuando gobierna la derecha. Te dicen que están bien, pero en realidad se están hundiendo. Estos personajes siempre en el arranque apoyan a los gobiernos de derecha. Como los gobiernos de derecha estadísticamente incendian el país, hacia el final los economistas serios se despegan y o bien te dicen ‘bueno hubo sequía o hubo frío o llovió mucho’ o bien te dicen que en realidad no fueron a fondo. El movimiento es ese: apoyo inicial y al final no se hacen cargo del resultado. Utilizan el factor climático para esquivar lo errores”, cuenta Fernández y fundamenta su opinión con ejemplos:
En la dictadura cívico-militar era porque eran militares, después (el ex presidente Carlos) Menem porque era corrupto, después de (el ex mandatario Fernando) De la Rúa porque era un bobo, ahora (Mauricio) Macri porque es un holgazán… Siempre tienen una respuesta y muchas veces tiene que ver con el clima”.
Para finalizar, y con la agilidad comparativa que Fernández demostró, el autor condensa la imagen del economista serio” en una frase atravesada por el sentimiento nacional: No son un invento argentino, no son ni como la birome ni como el dulce de leche, sino que están en todos lados. Salvo que hay países que le dan más o menos pelota. Por ejemplo, en Europa no escuchan a sus economistas serios como nosotros sí los escuchamos. Por eso nuestro objetivo es desenmascararlos para que todos conozcan acerca de su actuar”.
El libro estará en las librerías a partir de la semana que viene. Mientras tanto se venderá en la presentación de hoy y también se lo puede conseguir por Mercado Libre a un valor de 1.390 pesos.