Bienvenida, Casandra

Por José Emilio Ortega

Bienvenida, Casandra

En 1974, la Argentina mostraba un PBI comparable al de México o Australia. La pobreza afectaba a menos del 5% de los hogares, con un 2,7% de desempleo. Fue el momento de mejor distribución del ingreso. La nutrida clase media, consumía ávidamente bienes culturales. Se estrenaron en ese año películas comprometidas, como “La Tregua” (nominada al Oscar), “La Patagonia Rebelde” (prohibida por casi una década), “Una Mujer, un pueblo” (sobre Eva Perón), o “Boquitas Pintadas”; filmes populares como “El sexo y el amor”, “Operación rosa rosa” o “Rolando Rivas, taxista” (sobre la exitosa telenovela), con relevantes protagónicos: Renán, Alcón, Sarli, Sandro o la dupla García Satur –Silveyra), y directores como Olivera o Torre Nilsson.

En el teatro, el audaz café concert de Gasalla y Percivalle se entremezclaba con “Mi querido profesor” (Sandrini), “Pato a la naranja” (Closas), los Les Luthiers o la ópera rock “Hair”. El mercado editorial alcanzó un récord: 4.906 novedades, con una tirada promedio de ¡10.118 ejemplares! Los apellidos nacionales (Bullrich, Sáenz, Cortázar, Sábato, Guido, Viñas, Lynch, Puig), o latinoamericanos (Fuentes, García Márquez, Roa Bastos, Asturias, Neruda -a meses de fallecido- o Amado, le daban pelea a los “best sellers” West o Guy des Cars. Se publicó la primera edición de las “Obras Completas” de Borges, éxito mundial.

Pero la Argentina estaba irremediablemente jodida por un terremoto de violencia política que el regreso de Perón no conjuró. Tras los baños de sangre de 1973, el gobierno traza una gruesa línea: interviene cinco provincias, reforma el Código Penal, confronta directamente con organizaciones insurreccionales como Montoneros o ERP, involucrándose las Fuerzas Armadas. Se afirma la represión parapolicial, con la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A) de José López Rega y el Comando Libertadores de América, relacionado al III Cuerpo de Ejército.

Esa montaña rusa de contradicciones afecta especialmente a los jóvenes, entre cuyos referentes emergía el movimiento rockero, con una camada de nuevos talentos, como Raúl Porchetto, León Gieco, David Lebón, o los masivos Sui Generis (Charly García y Nito Mestre). Con un centenar de muertos en más de 300 crímenes políticos, a pura “razzia” policial en cada concierto, los músicos se sabían en la mira. Y reaccionan.

El disco

Fallecido Perón en julio de 1974, mientras secuestraban o morían asesinados políticos, militares, policías, intelectuales, sacerdotes, empresarios o ignotos civiles que pasaban por ahí, Charly García concibe “Instituciones”.

A sus 23 años, explora variantes y redondea el concepto. Los discos editados por Sui (“Vida”, 1972; y “Confesiones de Invierno”, 1973) redujeron el quinteto inicial a un dúo con visos folk, que en estudios contó con músicos aportados por Billy Bond (productor). Lo que ahora se proponía retratar requería otra estructura.

La banda (Charly, Nito, Juan Rodríguez y Rinaldo Rafanelli, agregándose David Lebón) trabaja en composiciones más complejas, musical y líricamente. Sobreviene la autocensura; los Sui eran manejados por Jorge Álvarez, empresario editorial y discográfico, quien advierte que los temas no pasarían el cedazo oficial. Casualmente, uno de los títulos era “Las increíbles aventuras del señor Tijeras”, dedicado al presidente del Ente de Calificación Cinematográfica, Miguel Tato: “La pantalla que sangra ya nos dice adiós/ Te veré en veinte años en televisión/ Cortada y aburrida a todo color”.

Sobrevive con cambios, como “Instituciones”: “porque yo esperé en vano/ Que me dieras tu mano./ De mis huesos la humanidad/ debes salvar”.

Álvarez quita dos temas de andar acústico y letra filosa. “Juan Represión”, un policía que “sueña/ poder ser invisible./ No puede soportar la verdad, y el terror lo va a matar”, y la muy popular en los shows “Botas Locas” (sobre la conscripción): “Es un juego simple el de ser soldado/ Ellos siempre insultan, yo siempre callado./ Descansé muy poco y me puse malo/ Las estupideces empiezan temprano”.

En sus memorias, Álvarez expone que la compañía, por contrato, “aprobaba” el disco antes de publicarlo. Cambia el nombre a “Pequeñas anécdotas sobre las instituciones”, pero “Charly estaba cada vez más radical (…), no quería saber nada ni escuchar razones”. Fastidiado, el de bigote bicolor dedica versos al productor: “A mí no me gusta tu cara/ y no me gusta tu olor” (“Tango en Segunda”, improvisada para reemplazar a las canciones retiradas).

García desnuda sus dudas, en un tiempo de crecimiento. Las “Pequeñas delicias de la vida conyugal”, refieren a su vida en pareja (con María Rosa Yorio): “Si viene bien que sigamos juntos/ haremos todo a pesar del mundo/ Y no habrá penas para ninguno/ Y no seremos dos, sino uno”.

El formato despojado vuelve en “¿Para quién canto yo entonces?”, ubicándose con claridad: “Yo canto para esa gente, porque también soy uno de ellos/ Ellos escriben las cosas/ y yo les pongo melodía y verso”.

Estremece con el “El show de los muertos” (alto punto musical): “Tengo los muertos todos aquí/ ¿Quién quiere que se los muestre?/ Unos hincados, otros de pie/ Todos muertos para siempre”.

La discográfica no sólo presiona por las letras. Quiere hits. El hastío de García queda reflejado en “Música de Fondo para cualquier fiesta animada”, que, hablando de jueces venales y empleados infieles, expone el “toma y daca” de tantas organizaciones: “En una casa dividieron el pastel/ Y no dejaron nada sin comer”.

El público no digirió la nueva propuesta. Es el fin del grupo. Hubo tiempo para una gira-despedida y el disco-filme “Adiós Sui Generis”, de 1975 (grabación de los últimos conciertos, en el Luna Park). Por entonces Charly confesaba en la revista Pelo estar cansado “de hacer siempre lo mismo”, y se lamentaba porque “el mejor de los tres (discos) que grabamos” no hubiera alcanzado el éxito de los anteriores”. Un cuarto LP, titulado “Ha sido”, se empezó a grabar, sin concluirse (algunos temas serán posteriormente utilizados por García o Mestre).

Siempre en 1975, el “supergrupo” PorSuiGieco organiza una gira (autogestionada), y graba (publicando en 1976) el disco homónimo. Luego García creará “La máquina de hacer pájaros”, y Nito formará “Los Desconocidos de Siempre”.

En una Argentina que iba hacia la eclosión, el joven Charly se mimetizaba con la Casandra protagonista de “El tuerto y los ciegos” (otra canción de “Instituciones”): “Les contaste un cuento sabiéndolo contar/ Y creyeron que tu alma andaba mal/ La mediocridad para algunos es normal/ La locura es poder ver más allá”.

La estrofa -como el disco entero, hoy una obra de culto- forjados hace cinco décadas, terminaron siendo profecía pura.

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