“La larga noche de Francisco Sanctis”, una película que refleja los años oscuros de la dictadura

Por Manuel Sánchez Adam

“La larga noche de Francisco Sanctis”, una película que refleja los años oscuros de la dictadura

A 48 años del golpe y del inicio de la dictadura cívico-militar más sangrienta ocurrida en nuestro país, la consigna de “Memoria, Verdad y Justicia” es una lucha que persiste ante los embates neoliberales, disputando un sentido político e histórico en todo el territorio nacional.

Corre el año 1977, en Argentina. Francisco Sanctis (Diego Velázquez) es empleado de una fábrica mayorista de alimentos, tiene dos hijos y está casado con María Angélica (Laura Paredes). Lleva una vida común y ordinaria. Su comportamiento en la empresa roza lo intachable, siendo funcional a la organización. Sin embargo, la necesidad de cumplir con su trabajo de manera ordenada y obediente persigue un fin específico: hace algunos meses aguarda un ascenso que no llega.

El día que un llamado telefónico empujará a Francisco a un dilema moral, se despide de su esposa y lleva a sus dos hijos a la escuela. Aquella mañana fría de invierno se reúne con los directivos de la empresa esperando el ascenso con ansias e impaciencia. La felicitación por su desempeño no tarda en llegar, pero como si fuese una especie de burla sin sentido, en vez de un ascenso le obsequian un incentivo, que es una caja de alimentos. Entremedio de esta desazón, suena el teléfono y Francisco atiende un llamado inesperado y disruptivo: es Elena (Valeria Lois), una amiga de la facultad, con quien ha perdido contacto a lo largo de los años. Con el pretexto de publicarle un poema que Francisco escribió en sus años de juventud, su amiga le propone un encuentro. Él acepta. En ese poema habita lo que Sanctis alguna vez fue (para Elena aún lo es): un militante entregado a una causa política (“Despierta, compañera/ que las masas nos esperan/ Si insistes en dormir la batalla perderás”).

Ya en el auto y haciendo alusión a aquel Francisco de profundas convicciones sociales, Elena le confiesa que el verdadero motivo por el que lo contactó gira en torno a dos nombres y una dirección: “Julia Cardini y Bernardo Lipstein. Lacalla 607”. Sanctis, no comprendiendo bien por qué le dice esos datos, una postura que refleja su cambio; le pide que sea más explícita. Con la mirada temerosa, Elena dice: “esta noche los van a ir a buscar. Se me ocurrió decírtelo a vos porque no conozco a nadie. Hace años que vivo afuera y me acordé de tu poema”.

A partir de este encuentro, Francisco deberá lidiar con una información estremecedora, teniendo que optar entre dos caminos: continuar su rutina agobiante, o dar aviso a dos desconocidos para que escapen de una persecución del mismo Estado. Esta decisión provocará una colisión entre su vida pasada, en la cual participaba en política activamente (y escribía poesía) y la actual, en la que espera, con resignación y algo de ingenuidad, un progreso laboral que lo reposicione en la organización con un mejor salario, insistiendo en sostener un velo que lo ha alejado de la realidad política.

La dirección a cargo de Andrea Testa y Francisco Márquez subraya con sutileza un ambiente tenso y opresivo. En el transitar de las escenas se reflejan las huellas que describen el clima de época vivido en los años 70 en nuestro país. Pero este dibujo del ambiente no se revela de manera explícita, sino que se vive a través del personaje de Francisco, en su interior, que así lo refleja. Sus caminatas llenas de sospechas, en calles desoladas; los silencios; sumados a una sensación de agobio que permanece en la respiración por la presencia de un otro suspicaz -componentes propios del film- configuran un escenario donde el terror hace efecto en el cuerpo del protagonista.

La ambigüedad, atributo que hace a la singularidad del personaje de Francisco, también se hace visible en la relación que tiene con el cigarrillo, vínculo que parecería haber marcado un quiebre en su forma de vivir. Al respecto, en una de las primeras escenas que transcurren en la cocina, Sanctis y María Angélica están preparando la merienda para sus hijos mientras ella tiene un cigarrillo encendido. Él, que ha dejado el hábito a fuerza de voluntad, le reclama que no lo haga allí adentro, porque está recién cambiado y listo para ir a su trabajo.

Tiempo después, tras anoticiarse por Elena de lo que sucederá aquella noche, su apariencia de a poco toma otro color. En un intento por asimilar la responsabilidad que se le ha conferido, camina por una plaza con un cigarrillo apagado hasta que encuentra a una pareja y les pide un encendedor. Al prenderlo, los observa por unos minutos y recuerda los nombres de Julia Cardini y Bernardo Lipstein, como si de alguna manera al ver sus ojos hubiese podido colocarles un rostro y una identidad concretas. Y es allí, en ese instante, que decide actuar, intentando por todos los medios posibles encontrar aquella casa de la calle Lacarra, que justifique tantos años de inacción y negación. Francisco, dispuesto a enfrentar la dimensión del acontecimiento, buscará remediar las decisiones que lo condujeron a apartarse de la vida social y política.

Basada en la novela homónima de Humberto Costantini, y con las actuaciones de Diego Velázquez, Valeria Rois, Laura Paredes, Marcelo Subiotto y Rafael Federman, “La larga noche de Francisco Sanctis” se encuentra en la plataforma federal de Cine.ar Play y puede verse de manera gratuita.

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