Una renovación feliz en la 24 edición del Bafici

La 24 edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente cerró con un balance positivo

Una renovación feliz en la 24 edición del Bafici

La 24 edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici) terminó ayer, tras una jornada de proyecciones online de las películas ganadoras, con un saldo positivo pese a los ajustes presupuestarios que obligaron a achicar la presencia de grandes nombres de la cinefilia mundial, algo que fue compensando con una programación que estuvo a la altura de los desafíos que impone su historia. Como se insinuó en notas precedentes, el encuentro porteño logró sostener la calidad de su propuesta gracias a un programa que nuevamente hizo eje en la heterogeneidad como afirmación estética, orientado como de costumbre al descubrimiento de jóvenes promesas y de autores poco conocidos, a la vez que logró ofrecer un amplio panorama del cine independiente de la región.

Este año, una de las notas más destacas estuvo en la retrospectiva dedicada al director francés Clément Cogitore, un verdadero autor capaz de revelar la cara más atroz del París contemporáneo en “Gota de oro” (2022), como de retratar los vínculos impensados que se pueden tejer entre las tropas de ocupación, la población y los talibanes de Afganistán en “Ni el cielo ni la tierra” (2015), o de registrar la vida de dos familias aisladas del mundo en la taiga siberiana, a 700 kilómetros del pueblo más cercano, en “Braguino” (2017), por citar algunas de sus películas presentes en el Bafici. Se diría que un humanismo radical caracteriza al cine de Cogitore, cuya diversidad es evidente: sea en ficción o en documental, el director ostenta una inusual capacidad para revelar la dimensión absurda del mundo sin apelar nunca al golpe bajo ni al humor descalificador, sino acompañando a sus personajes ante los peligros ominosos que los acechan, en general misterios e insondables, con un pulso donde la tensión de su puesta en escena es capaz de convivir con la ternura y la emoción.

Otra nota distintiva del encuentro porteño estuvo en la retrospectiva del director indio Rajat Kapoor, así como también hubo presencias importantes en la sección “Trayectorias” como el norteamericano Ira Sach (con “Pasajes” y “Love Is Strange”), o las últimas películas de maestros como Paul Schrader (“Master Gardener”), Pietro Marcello (“L’Envol”), Hong Sangsoo (“In wáter”), James Benning (“Allensworth”) o Christian Petzold (“Afire), títulos que bastarían para relativizar cualquier balance negativo. Podemos concluir entonces que Bafici también estuvo a la altura de su fama internacional.

A la hora de los descubrimientos, es verdad que en las secciones competitivas no hubo tantos, aunque el autor de esta nota no puede ser sentencioso, pues no llegó a ver todas las películas en concurso. Se habló por ejemplo muy bien de “Le Parfum vert” (Francia, 2022), de Nicolas Pariser, o de “Zanox – Risks and Side Effects” (Hungría, 2022), de Beno Baranyi, y de «Una claustrocinefilia» (Italia, 2022), de Alessandro Aniballi, en la Competencia Internacional, aunque ninguna de ellas se llevó premios importantes. El galardón mayor de la sección recayó en «The New Greatness Case» (Finlandia), 2022), de Anna Shishova, que ganó el Gran Premio del Jurado, una distinción previsible dado el contexto de la guerra que se desarrolla en Europa. La segunda película de Shishova acompaña, en efecto, el juicio contra la adolescente Anya Pavlikova, acusada de conspiración contra el gobierno de Vladimir Putin en un proceso a todas luces ilegítimo, armado con pruebas fabricadas por los servicios secretos, un contexto de persecución impensable en una democracia plena. Documental militante, sin hallazgos estéticos, el premio parece imponerse por la urgencia de la situación que aborda. A su vez, el premio a Mejor largometraje fue para «And, Towards Happy Alleys», de Sreemoyee Singh (India), y Mejor cortometraje fue para «Harvey», de Janice Nadeau (Canadá). Agustín Carbonere ganó además la Mejor Dirección por «El santo» (Argentina) y «La sudestada», de Daniel Casabé y Edgardo Dieleke (Argentina), tuvo una mención especial.

Por otro lado, el nivel del cine argentino revelado en la competencia respectiva no fue muy alto y el Gran Premio del Jurado quedó con justicia para «Terminal Young», de Lucía Seles, particular continuación de su aún más extraña “trilogía” estrenada el año pasado en el encuentro porteño (compuesta ya por cuatro películas). Tras su estruendosa irrupción en 2022, Seles llegó convertida prácticamente en una celebridad al encuentro porteño, aunque la frase parezca un oxímoron: ahí están sus populares presentaciones para atestiguarlo, tan estrafalarias y encantadoras como el universo que filma, que fueron acompañadas ruidosamente por un público que colmó las salas en todas sus funciones para celebrar sus ocurrencias. Hay que decir que el cine de Seles ahora se expandió a nuevos habitantes que ya son habituales del Bafici, como el español Gonzalo García Pelayo, que aparece junto a su troupe en “The Urgency of Death” -el otro filme que estrenó la directora en el encuentro- y quien además presentó dos películas propias: “Tu coño” (España, 2023), cuyo título lo dice todo, y “Siete Jereles” (España, 2023), particular documental sobre la música andaluza sellado junto al arista Pedro G. Romero. Como se ve, en Bafici se siguen pariendo asociaciones creativas que derivan en nuevas películas que volverán a alimentar al encuentro porteño. Acaso la más célebre de ellas es la de la productora El Pampero, que como todos los años también se llevó un premio en el Bafici: el de Mejor Largometraje de la Competencia Argentina, que quedó en «Clorindo Testa», nuevo filme de Mariano Llinás que le hace justicia a su singular modo de mezclar la historia que cuenta la película con la trama de su propia realización, convirtiendo a todo filme en una celebración festiva del acto creativo –y de la propia personalidad del director-.

El Mejor Cortometraje de la competencia fue para «Somos las dos», de Emilia Herbst, y la Mejor Dirección quedó con justicia en Martín Shanly por «Arturo a los 30», de los mejores filmes argentinos, que ahora se verá en el Festival de Cine de Cosquín. La Mejor Actuación fue para Nicolás Goldschmidt por el corto «Boy», mientras que en la Competencia Internacional quedó para el elenco entero de «Blondi», debut tras las cámaras de la actriz Dolores Fonzi.

Quedará por abordar, por cuestiones de espacio, la Competencia Vanguardia y Género, donde como Mejor Largometraje resultó la notable «Mudos testigos» (Colombia), de Luis Ospina y Jerónimo Atehortúa, quienes ofrecen un conmovedor homenaje al cine mudo de su país con un remontaje lúdico de imágenes que configura una ficción con ecos sorprendentes con el presente del vecino país.

Hay que decir que otro dato positivo de la 24 edición fue la asistencia de público, que llenó muchas funciones pese al calor del clima que acompañó al Bafici, especialmente las dedicadas al cine argentino –por ejemplo en películas como «Blondi» o «La sudestada»-, confirmando no sólo la renovación del vínculo tras la pandemia, sino también la importancia del sostenimiento de estos encuentros pese a la coyuntura económica que atraviesa el país.

A continuación, los premios oficiales más importantes:

Competencia Internacional:

Competencia Argentina:

Competencia Vanguardia y Género

Gran premio del Jurado: «How to Save a Dead Friend», de Marusya Syroechkovskaya (Suecia).

Mejor largometraje: «Mudos testigos», de Luis Ospina y Jerónimo Atehortúa (Colombia).

Mejor corto: «Vuelta a Riaño», de Miriam Martín (España).

Mejor dirección: Andrew Legge por «Lola» (Irlanda).

Premio especial del jurado: «Le Saboteur», de Anssi Kasitonni (Finlandia).

Salir de la versión móvil