El gol de la victoria lo marcó el brasileño Firmino, a los 9 minutos del primer tiempo extra, luego de una buena jugada de Mané.
El conjunto inglés siempre fue mejor que Flamengo y dilapidó varias chances claras que le hubiesen impedido llegar al suplementario.
Flamengo aguantó y apostó a alguna corrida por izquierda de Bruno Henrique, su principal arma desequilibrante.
En el primer minuto adicional del segundo tiempo, se produjo la polémica del encuentro. Rafinha disputó una pelota con Mané y el jugador del Liverpool terminó en el piso. El árbitro, en primera instancia cobró penal, pero, tras revisar la jugada en el VAR, constató que no había sido falta del jugador brasileño.
Liverpool continuó con su búsqueda y rompió la paridad en el suplementario. Iban nueve minutos, cuando Mané manejó bien una contra y habilitó a Firmino, quien controló en el área y definió al fondo del arco para el 1-0.
En la última jugada del partido, se lo perdió el ingresado Lincoln, quien conectó en el área y la mandó por arriba.
Liverpool celebró y por primera vez en su historia gritó campeón del mundo, tomándose revancha de la final perdida en 1981 con Flamengo, y cerrando así un año dorado.