Titi, el que casi le gana a Alí

Titi, el que casi le gana a Alí

 

Reeditado el año pasado, a casi 20 años de su salida en 1992, Díganme Ringo”, de Ezequiel Fernández Moores es un clásico necesario para cualquier biblioteca deportiva. En tiempos donde Internet, Wikipedia mediante, atenta contra las lecturas detenidas y las investigaciones pormenorizadas, las 266 páginas del texto de Fernández Moores son una invitación a bucear en la controvertida figura de Oscar Natalio Bonavena, uno de los deportistas argentinos con más carisma y sentido del show business del boxeo.

Calentón (herencia italiana), locuaz, impersonal, más amado que odiado, es muy grande la tentación de establecer un parangón, a partir del trágico final de Ringo en el Mustang Ranch de Las Vegas, con el gen argentino”. Nada más alejado de la realidad.

Bien por el contrario, la historia de Titi, es la de un chico de pies planos que supo aprovechar sus oportunidades para convertirse en uno de los primeros showman del deporte argentino. Los ravioles de Doña Dominga, que comió el dictador Alejandro Agustín Lanusse, el teatro de revista con Zulma Faidad, las chicanas a Muhammad Alí (a quien llamó chicken” por no ir a Vietnam), el amor por Parque Patricios y Huracán eran fachada y realidad (porque al fin y al cabo, la fachada también es eso, realidad). Era un gran farsante. Un chanta lindo el Titi. Sabía de sus limitaciones y se reía.

Creo que hasta se cagó de risa de sí mismo”, señala el memorable José De Zer*, uno de los periodistas que más lo conoció. Claro que esa fachada estuvo respaldada por resultados, ya que también se les paró de manos a Floyd Paterson, Zora Folley, Joe Frazier, Jimmy Ellis, George Chuvalo y Karl Mildenberger. Cuando ser pesado era cosa seria. Todo en 33 años. Como cristo”, dijo doña Dominga al enterarse de su muerte, el 22 de mayo de 1976.

@elnicofassi

*Ayuda para los millennials: busquen sus videos en Youtbe. Periodismo de autor.

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