Sin lugar a dudas, el 2021 no será un año más para Romina Biagioli. Logró la clasificación a la máxima cita olímpica, terminando una competencia internacional en Portugal con una fractura en una costilla. Serían sus primeros Juegos Olímpicos, un sueño que pudo concretar en Tokio cuando cumpliendo una digna actuación, completó la prueba de su disciplina: el triatlón. La cordobesa tuvo su debut con un 33º puesto, completando la prueba en 2h07m42s.
Además, para darle un escenario aún más emotivo, se sumaba que, en la capital japonesa, también estarían sus hermanos (Cecilia compitiendo en aguas abiertas junto con Claudio, su entrenador). Toda una familia con una impronta olímpica como carácter distintivo.
A menos de un mes de tantas emociones, Romina Biagioli volvió a Córdoba, al lugar que la vio nacer y proyectarse como una atleta de elite. Por eso, su visita al Mario Alberto Kempes no fue casual. Recorrió el Polo Deportivo y fue recibida por el presidente de la Agencia Córdoba Deportes, Héctor Campana. También estuvieron presentes Mariano Reutemann, vocal del directorio de la ACD; Pablo Mazzieri, director de Deporte Federado; y Alejandro Contreras, presidente de la Asociación Cordobesa de Triatlón.
La triatleta contó sus sensaciones luego de lo vivido en Tokio: Feliz de estar de vuelta en Córdoba, de ver a mi familia que hacía mucho no la veía, de tirarme al agua nuevamente, de poder entrenar, porque estaba cumpliendo la cuarentena luego del viaje. Feliz de haber vuelto con el sueño cumplido, primero de clasificar a un Juego Olímpico y después de hacer la mejor carrera posible. Quizás un atleta siempre se queda con expectativas de más. Siempre los atletas queremos más a pesar de conocer la situación en la que llegué. Se dio un poco accidentada mi clasificación, pero iba en busca de un resultado un poco mejor del que se vio plasmado, pero cruzar esa línea de llegada con las mejores del mundo me hace feliz, largamos 54 atletas y llegamos 34 a la meta. Fue una carrera muy dura”.
Además, agregó: Las vivencias de estar en un Juego Olímpico son experiencias distintas. Yo lo vivía desde muy chica con mi familia gracias a mi hermana, pero ahora puedo decir que son experiencias personales y que a todos nos afecta distinto. Yo tuve una preparación muy exitosa, estuve muy a gusto con mi preparación, pero el día que entré a la villa, me invadieron muchos nervios, mucha tensión, incluso hasta te ponés una presión que no viene de afuera, es propia. Entonces ahí te concentrás en la carrera y pensás solo en eso. Es una experiencia única y a mi manera lo disfruté”.