Si este es el último, fue hermoso

Por Mariano Cocco

Si este es el último, fue hermoso

Ya pasaron 18 años desde la primera vez que vestiste la camiseta de la Selección Argentina, allá por junio de 2004 cuando se armó un partido amistoso contra un seleccionado sub 22 de Paraguay en cancha de Argentinos Juniors, partido preparado para que no juegues para la Selección de España, aunque tu destino nunca podría haber sido ibérico, porque vos hablas rosarino. Aquel partido terminó 8 a 0, el técnico en aquel entonces era Hugo Tocalli, ese día metiste tu primer gol con la albiceleste.

Desde Grandoli al Barcelona, pero siempre con un sueño, vestir la camiseta de la selección. Muchos detractores te han señalado injustamente a lo largo de los años, han dudado de ese amor que tenes por tu nación, te han querido fuera, te comparaban con Diego, aquel que siempre te defendió, si tal era tu magnitud que ya corría el Mundial de Alemania 2006 y te comparaban con él. En el 2009 ganaste tu segunda Champions League en Roma y te convertiste en el mejor de todos con tan solo 21 años. Tu segundo mundial estaba al asomo y esta vez con Maradona como tu técnico. Aquella imagen jamás la olvidaré, el ídolo de nuestros padres y el ídolo de esta generación juntos con un mismo objetivo, lamentablemente en un periodo falto de proceso y con mucha improvisación el objetivo no se cumplió. Fue la primera vez que te quisieron lejos de la celeste y blanca, pero como dijo el Pelusa “hiciste figura a todos los arqueros”.

Volviste a tu club, cuatro balones de oro seguidos, tu tercera Champions League, 91 goles en un año, pero acá seguías siendo resistido. El fracaso en la Copa América en nuestro país te puso nuevamente en el centro de la crítica. Pero llegó Sabella, y por primera vez tuvimos lo más cercano a un proceso, y una noche en Barranquilla diste el golpe. 10 goles en las eliminatorias, primeros de grupo y llegó el Mundial 2014 que se jugaba en Brasil, era tu apogeo, la edad perfecta. Primer partido contra Bosnia y Herzegovina y te sacaste la mochila del gol, después gol agónico contra Irán y dos goles para cerrar con Nigeria. Pasó Suiza, Bélgica y Países Bajos de Van Gaal. Era tu primera final del mundo y jugábamos contra el verdugo del mundial pasado, Alemania. Una jugada aislada de Götze nos borró la sonrisa, fuiste el mejor, pero eso no te consoló. Nuevamente regresaste a tu club, cuarta Champions League, quinto balón de oro, dos Copa América seguidas y en ambas perdimos la final con Chile, parecía increíble que no se te dé, tan cerca, llegando a las últimas instancias y no podía ser. Volviste a ser señalado y en una nota a la prensa, entre la frustración por la derrota y el enojo renunciaste a lo que más querías, tantos golpes recibidos, tanto dueño de la palabra pidiendo tu cabeza y lo habían logrado. Un pueblo se levantó y te pidió hasta al hartazgo, en su mayoría jóvenes y niños, identificados con su ídolo generacional. Retornaste y dijiste: “Me pasaron muchas cosas por la cabeza el día de la última final y pensé seriamente en dejarlo, pero amo demasiado a mi país y a esta camiseta, agradezco a toda esa gente que quiere que siga jugando con Argentina, ojalá podamos darles una alegría pronto”. Y sí que nos ibas a dar muchas. Una eliminatoria tortuosa y sin proceso nos llevaba al mundial de Rusia 2018 con cambios técnicos y con turbulencias, el resultado era esperado, un 3 a 4 contra Francia nos dejaba en octavos de final afuera nuevamente.

Aunque el fútbol tenía un capítulo más para vos, se fue Sampaoli y se quedó un joven e inexperto técnico, oriundo de Pujato, Santa Fe aparecía el nombre de Lionel Scaloni, desconocido para muchos, aquel compañero tuyo en el mundial 2006, se hacía cargo de nuestro seleccionado junto a un grupo con nombres muy conocidos para el argentino, Aimar, Samuel y Ayala, se renovaba la esperanza. Comenzó el proceso, llegaron nuevos compañeros, y la Copa América 2019, una vez más caímos en las semifinales, esta vez contra Brasil, pero sentiste que algo nuevo se estaba gestando, saliste enojado insultaste a la Conmebol, a Brasil y a todos y te sancionaron. Terminó la sanción, llegó una pandemia y la Copa América 2021 que se iba a jugar en Argentina, terminó siendo en Brasil. En un torneo que fuimos creciendo a medida que iba avanzando pudiste coronar aquello que tanto ansiabas y deseabas, tu primer título con tu selección, tanta era aquella alegría porque lo ganes, que tus compañeros fueron a buscarte en el pitazo final y se fundieron en un acalorado y eterno abrazo, el marco perfecto, en el Maracaná y contra Brasil. Te sacaste esa mochila que te habían puesto los detractores, porque para muchos no nos tenías que dar más nada Leo, porque verte jugar era nuestra alegría. Comenzaste a jugar para aquellos que te iban a ver por última vez, se te vio llorar desconsolado cuando nos trajiste la copa y el público coreó tu nombre. Ganaste otro título más, esta vez una Finalissima contra Italia y en el mítico Wembley. Se acercaba el Mundial de Qatar, el proceso perfecto, la racha de invictos más larga y la alegría de un pueblo que se sentía representado de la mejor manera. Comenzó el Mundial y un baldazo de agua fría contra Arabia, el rival menos esperado, nos desconcertó a todos, pero saliste y nos dijiste que nos quedemos tranquilos, que esta selección no nos iba a dejar tirados, y así fue, zapatazo contra México, 2 a 0 a Lewandowski, golazo contra Australia y Topo Gigio a Van Gaal, aquel que echó a tu amigo Roman y que te bajó el precio en la previa, te enojaste, y los mandaste “pa alla”, después llego Croacia y demostraste una vez porque sos el mejor de todos los tiempos. El domingo a las 12 horas de nuestro país jugas tu segunda final del mundo, y realmente que pase lo que tenga que pasar.

Si este es el último Leo, no me importa el resultado, porque me hiciste enamorar de este deporte, porque para mí ya eras el mejor en 2006 cuando entraste y le metiste un gol a Serbia y Montenegro, porque jamás vi a alguien hacer dentro de una cancha lo que haces vos, y porque jamás necesité que seas algo que no sos, con verte gambetear siempre me alcanzó. Si este es el último Leo, fue hermoso.

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