¿Por qué no arranca el trade electoral?

Por Matías Fornasari

¿Por qué no arranca el trade electoral?

Estamos a tan solo 1 año de que el país concurra nuevamente a elecciones presidenciales y legislativas, pero ese evento todavía no parece para nada ser un driver en los precios de los activos cotizantes actualmente. A diferencia de las últimas oportunidades, los inversores todavía no están considerando que Argentina está próxima de tener un cambio político que implique ser el disparador de un “trade electoral”, al menos como lo fue en las últimas oportunidades. Las elecciones presidenciales y legislativas están estipuladas para octubre de 2023, pero como siempre ha quedado demostrado, ya las PASO, a realizarse en agosto previo a las elecciones generales podrían ser el evento disruptivo que necesita el mercado para comenzar a operar en consecuencia.

Argentina es un loop constante, una historia que se recicla cada X cantidad de tiempo en el mundo bursátil, con momentos de euforia durante la década de Menem y el periodo de Macri o, por el contrario, de depresión como con De La Rua, Cristina y/o Alberto. Y como el mercado es una constante renovación de expectativas, este tiene un funcionamiento un poco particular, que a veces le cuesta entender a los que no son estudiosos de la materia. En el ámbito de las inversiones en Bolsa, los inversores muchas veces tratan de anticiparse a los acontecimientos y luego van contrastando los hechos con las expectativas que se fueron creando. Es por esto que muchas veces los precios de los activos comienzan a subir cuando todavía no hay noticias positivas o, por el contrario, comienzan a bajar cuando las noticias son relativamente alentadoras. Esto es porque las expectativas a futuro que se crean son distintas a la realidad actual de esas noticias.

En el caso de nuestro país, la economía está demasiado dominada por la política económica que implementa el partido gobernante en el poder. Es por esto que el mercado siempre queda muy vulnerable a los rápidos cambios que se producen en el poder político y genera o recorta expectativas según lo que vaya sucediendo en ese ámbito. Y así es como cuando los inversores comienzan a ver que en el corto plazo se producirán cambios en las cúpulas del poder político, deciden empezar a armar o desarmar posiciones en activos argentinos en consecuencia.

Como lo muestra el gráfico, en 2013 con las elecciones PASO, el partido de Massa le cortó la posibilidad de re-reelección a Cristina; esto, fue tomado por los inversores como un piso en los precios y comenzó a generase la idea que en 2015 un cambio en el poder se iba a dar y con ello, la política económica que se estaba implementando. Pasadas esas elecciones de 2013, el mercado comienza un rally alcista a la espera de que en 2015 algo distinto se produjese, se creó este “cambio de expectativas” en los inversores. Y luego, en 2015 se concretó ese cambio que a su vez después se realimentó en las políticas llevadas a cabo por la nueva conducción promercado.

Para que luego se pueda volver a observar que, pasadas las elecciones legislativas de 2017, con el gobierno de Mauricio Macri muy complicado en cuanto a lo económico durante el año 2018, los inversores volvieran a operar de vuelta el “trade electoral” pero esta vez de manera contraria. Vendiendo posiciones argentinas, bajo la idea de que el gobierno de Cambiemos no lograría mantenerse en el poder en las presidenciales de 2019.

En conversaciones sobre el tema con inversores, gestores de fondos y, sobre todo, muchos clientes, las respuestas son muchas y seguramente no hay una sola razón que justifique al 100% el porqué todavía no hay interés en Argentina o se arma esta expectativa sobre lo que pueda pasar con el rumbo político en 2023 sea mejor y potencie los precios actuales. Este hecho llama la atención dado que no estamos lejos en cuanto a plazos como para armar una estrategia de inversión. Y más todavía cuando los precios actuales están bastante bajos; dato clave siempre a la hora de pensar en comprar un activo.

Mientras que cuando uno lo analiza desde el lado político, ve que en los relevamientos de opinión los índices de aprobación por parte del votante hacia el gobierno son muy malos, la confianza al consumidor se ubica en 34,7% siendo de los números más bajos en las últimas 2 décadas y la imagen negativa de cada uno de los 3 principales socios políticos siempre supera el 60% y es de las peores de todo el círculo político. Por lo que con todo esto más una inflación que terminará el 2022 en torno al 90% y con proyecciones de otro 90% para el 2023, se debería realmente considerar que podría venir al menos una cara política distinta. Entonces, ¿por qué si partimos del supuesto de que el año que viene tendremos un presidente nuevo, cuando vemos los precios de los activos concluimos que todavía no se ha armado esta nueva expectativa? Y es acá, donde si se me permite me gustaría enumerar los por qué considero que este trade no empezó

1) El ejercicio del poder actual es tan frágil que todavía no se puede decir con seguridad de qué manera se llegará a 2023 política o económicamente hablando. La alianza peronista fue muy eficiente en 2019 para vencer en las urnas, pero no lo es en la toma de decisiones y el rumbo económico a establecer. La severidad de los actuales problemas es tal, que ha provocado el desembarco del 3er socio de la coalición (Sergio Massa) como en una especie de “super ministro” de economía para tratar de llevar el barco a puerto. Hecho que demuestra que no están dadas las garantías todavía como para que los inversores digan:” okay ahora si es momento de compra”. Porque siempre queda la sensación de que todavía se puede comprar un poco más abajo.

2) El tamaño de los problemas. La situación económica actual de la Argentina es demasiado frágil, mucho más de lo que lo era en 2013, por eso, intuyo que muchos analistas todavía no recomiendan comprar activos dado que no es claro que todo el arco político sea consciente de la magnitud de reformas y cambios que se deberían implementar para mejorar la situación. Todavía entre inversores y empresarios queda la sensación de que en 2015 el gobierno de Cambiemos fue tibio con los cambios y que el tamaño de los problemas actuales requiere todavía de cambios mucho más profundos que los necesarios en ese momento.

3) Las figuras políticas. Otro análisis no menor que hacen los inversores es que, cuando se descompone el arco político todavía se ven muchos matices dentro de las figuras más influyentes. En el Frente de Todos no queda para nada claro quién podría ser la figura presidenciable o quienes competirían (suponiendo de que lleguen unidos) y en Cambiemos, sucede algo parecido, las diferencias en la concepción de país y modelo productivo no están resueltas dentro de ellos. Por lo que tanto en la oposición como en el oficialismo no se observa ninguna figura que sea representativa de una garantía de resolución de los problemas, insisto, dada la gravedad de los mismos.

4) El contexto internacional. En inversiones siempre se debe analizar el costo de oportunidad, y esto es, el valor de una inversión en relación a la otra. Y en estos momentos donde los precios internacionales de casi todos los activos han caído en los últimos meses y todo está más barato que antes, todo gestor de carteras se pregunta pensando a 1 año vista: Qué prefiero comprar: ¿Acciones de JP Morgan o Banco Galicia? ¿Si elijo un bono latinoamericano, sería una opción uno argentino o prefiero Perú, Brasil o Uruguay? ¿Si hay valor en bonos emergentes, porque elegiría Argentina si los precios me marcan una nueva reestructuración forzada en 2024/25?

5) El que se quema con leche. A diferencia de las veces anteriores, todavía hay mucha bronca y enojo tanto nacional como internacional con el país luego de la crisis con el gobierno de Cambiemos. Grandes gestoras de portfolios internacionales y nacionales no quieren saber nada con activos argentinos. A muchas, todavía les gustaría poder liquidar aún más las posiciones que tienen, por lo que va a ser difícil convencerlos en algún momento futuro de volver a confiar en el país.

De todas formas, dado los bajos precios de los activos argentinos actuales y el poco volumen de operaciones de este mercado, no creo que sea para nada descabellado pensar que en algún momento la expectativa se va a volver a renovar. Es probable que todavía se tenga que pasar por una o varias tormentas más hasta que las dudas se hayan disipado. Pero desde mi óptica los precios en Argentina están tan abajo que no hace falta mucho para colocarlos un poco más arriba (Y medido en dólares el piso es tan bajo que ese poco es mucho). Con una nueva generación de expectativas de cierta mejora luego de 2023 no descarto que algunos inversores comiencen a comprar solo para ver luego qué va a pasar, los 420 puntos en USD del Merval hoy sin mucho más podrían ser 600 o 700. Los bonos de igual manera podrían dejar de cotizar a precios de USD 22 a USD 27 cada 100, para ir a buscar los USD 35 o USD 40 por lámina. Capaz con solo instalar la idea de una reestructuración amigable por parte de un nuevo gobierno, los precios podrían cambiar y no estoy pidiendo nada muy prometedor. La pregunta del cuándo podría comenzar este nuevo trade electoral, es por lejos la más difícil de responder. Con lo complicado que está la situación actual, le asignaría pocas probabilidades en el corto plazo; sin embargo, sí le asignaría más probabilidades a que los inversores deben estar esperando ver si el gobierno puede llegar a este diciembre de 2022 sin que la situación se les haya ido de las manos, porque luego de ese punto sí comenzará la carrera hacia el 2023. En ese momento es más probable que pueda arrancar. Para que luego ya desde una perspectiva de largo plazo será el invertir o no, según si Argentina se muestra dispuesta a realmente reformar lo que debe reformar para salir de su crisis.

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