Por primera vez, el premio Abel de matemática fue para una mujer

Por primera vez, el premio Abel de matemática fue para una mujer

Karen Keskulla Uhlenbeck es una estadounidense de 76 años que se convirtió en la primer mujer en ganar el premio Abel, considerado el Nobel de matemática, por sus “logros pioneros en ecuaciones diferenciales parciales geométricas, la teoría de gauge y los sistemas integrables”. El premio es entregado por la Academia Noruega de Ciencias y Letras desde hace 17 años, y según indicaron desde la Institución, sus aportes a las matemáticas lograron algunos de los avances «más espectaculares» en los últimos 40 años.

Los cinco miembros del jurado son matemáticos reconocidos y consideraron de «impacto fundamental» los resultados de su trabajo en tema de análisis geometría y física matemática, según el fallo que se dio a conocer este martes en Oslo, Noruega. «Sus teorías han revolucionado nuestro modo de entender las superficies mínimas, como la formada por las burbujas de jabón, y los problemas de minimización generales en dimensiones más altas», explicó el presidente del comité, Hans Munthe-Kaas.

La Academia consideró que las técnicas y métodos de análisis global desarrollados por Uhlenbeck integran «la caja de herramientas de todo geómetra y analista» y su trabajo es la base también de los modelos geométricos contemporáneos aplicados en matemática y en física. Además, el jurado destacó que Uhlenbeck es «un modelo a emular y una firme defensora de la igualdad de género en el mundo de las Ciencias y las Matemáticas».

La investigadora es profesora en la Universidad de Austin (Estados Unidos) y una de las fundadoras del análisis geométrico moderno. Su trabajo por la igualdad de género en las ciencias viene desde 1993 cuando impulsó el programa Mujeres y Matemáticas para apoyar a más científicas a liderar la investigación en matemáticas.

En la década de los ‘80 se convirtió en una referente por su trabjo en la Universidad de Chicago. «Me dijeron que nadie contrataba a mujeres, porque las mujeres debían estar en casa y tener bebés», aseguró Uhlenbeck en el libro “Viajes de mujeres en ciencia e ingeniería: no hay constantes universales” (Temple University Press, 1997).

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