El fiscal Carlos Cornejo, a cargo del Fuero Antinarcotráfico, ordenó ayer la prisión preventiva de los supuestos organizadores de la fiesta electrónica en la que Samir Velázquez murió tras consumir éxtasis, a principios del mes de octubre. Los damnificados son Alejandro César Aguirre, Ricardo Marconi y Gonzalo Omar Ortiz, quienes ya están detenidos en la cárcel de Bouwer involucrados en la causa que instruye Pedro Caballero y que investiga la muerte del joven de 20 años. Cornejo, que está a cargo de la causa por supuesta comercialización de drogas en la fiesta de “Casa Amarilla”, acusa a los apresados de facilitación de lugar para que concurran personas con el objeto de usar estupefacientes.
La medida es triplemente agravada por ser en perjuicio de menores de 18 años, por la intervención de tres o más personas de manera organizada, y por haberse realizado en un sitio donde se realizan espectáculos o diversiones públicos. Idéntica situación se señaló para Ariel Carlettini, quien habría actuado de enfermero, por supuesto partícipe necesario del mismo delito e idénticos agravantes.
Caballero, por su parte, ya imputó a Carlettini por ejercicio ilegal de la profesión y homicidio simple y dolo eventual en concurso real. Velázquez, de 20 años, murió tras haber mezclado éxtasis y alcohol. El padre del menor, declaró apenas conocido el caso que su hijo compró las pastillas en la fiesta. Según la autopsia, el joven murió de un paro cardiorrespiratorio.
En su momento, Caballero estableció que no se trataba de una fiesta “meramente privada”, ya que se cobraba una entrada de 100 pesos y era abierta a todo el público. “Aparentemente son estas fiestas de consumo libre de drogas”, indicó el fiscal, quien había asegurado que “es posible que estos organizadores hayan venido desarrollando esta actividad con anterioridad”, agregó. Además, trascendió que la locación final del evento fue cambiada de lugar debido a que en el sitio inicial demasiado vigilado.