Diputados realizó una nueva audiencia testimonial con la lupa en el fallo del 2×1

La primera testigo en declarar fue la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y le siguió el ex ministro de Justicia de Cambiemos Germán Garavano

Diputados realizó una nueva audiencia testimonial con la lupa en el fallo del 2x1

La comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados realizó hoy una nueva audiencia testimonial en el marco del procedimiento que investiga por mal desempeño el accionar de miembros de la Corte Suprema de Justicia en el fallo del 2×1 con el que intentó conmutar la pena a represores de la última dictadura militar.

Uno de los testigos convocados fue el ex ministro de Justicia macrista Germán Garavano, quien aseguró que el fallo «Muiña» del supremo tribunal «no correspondía», por lo que se despegó de las denuncias del oficialismo que lo involucran.

Sucede que el oficialismo tiene bajo la lupa a Garavano -pese a no ser acusado sino testigo- por su supuesta participación en «la compra» del voto de la ex suprema Elena Highton de Nolasco en el fallo del 2×1 de mayo de 2017, tomando como caso para sentar jurisprudencia a Luis Muiña, un torturador del centro clandestino «El Chalet» que funcionó en el predio del Hospital Posadas.

Según la denuncia que motoriza el Frente de Todos en la comisión de Juicio Político, habría una causalidad entre el voto de Highton de Nolasco en aquel fallo «Muiña» (firmado además por Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz) con la decisión del Gobierno de no apelar el fallo Schiffrin —dictado apenas un mes y medio antes— que avaló la continuidad de la magistrada en la Corte pese a que ya tenía más de 75 años. Es decir, un supuesto intercambio de favores para que la jueza no pierda su puesto en el máximo tribunal.

La primera testigo invitada a exponer fue la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, quien leyó un documento en el que definió el fallo Muiña como un «intento de golpe a la lucha» de organismos de Derechos Humanos así como de familiares de víctimas del terrorismo de Estado.

«Todos recordamos lo que significaba ese fallo abriendo las puertas de la libertad a los genocidas, a los pocos que estaban en cárceles comunes como aquellos que gozaban de prisión domiciliaria», arrancó la referente del movimiento de Derechos Humanos.

Sobre Highton de Nolasco, quien aportó el voto clave en el fallo sumándose al de Rosatti y Rosenkrantz, consideró que «de manera espuria borró con el codo sus anteriores y distinguidos votos favoreciendo indiscriminadamente de manera generalizada a los responsables de los crímenes mas atroces que recuerde nuestra historia a sabiendas de que la doctrina y jurisprudencia aplicable de la Corte Suprema indicaba lo contrario».

«Al mismo tiempo (los magistrados) subestimaron al pueblo organizado que colmó la Plaza de Mayo y la reacción política de este Parlamento que en tiempo récord aprobó la ley interpretativa 27.632 consagrando legislativamente los estándares que aquellos ministros omitieron maliciosamente», siguió De Carlotto.

De Carlotto no olvidó señalar «la lentitud de la tramitación de las causas que ya tienen sentencia pero que aún esperan la confirmación de la Corte para adquirir firmeza».

Sumó a la lista de reclamos hacia la Corte la «inactividad de la comisión Interpoderes» que debe ser convocada por la presidencia del máximo tribunal con el fin de delinear los protocolos para acelerar la reanudación de los juicios por crímenes de lesa humanidad.

El siguiente el declarar fue Garavano, quien consideró que «no correspondía» el fallo «Muiña» porque «genera un tema muy perverso respecto del sistema de justicia como respecto del sistema carcelario».

«Más allá de que respeto la independencia judicial y creo que estaba dentro de las facultades de la Corte, yo creo que no correspondía, como no correspondía el 2×1 que es una ley que genera un tema muy perverso respecto del sistema de justicia como respecto del sistema carcelario, y no solo en delitos de lesa humanidad. En delitos donde hubo violaciones o asesinatos, organizaciones de lo más sofisticadas se beneficiaron con esa norma», manifestó al responder preguntas de los integrantes de la comisión en el anexo de la Cámara baja.

«Es una norma que yo critiqué siempre y por eso me duele más esta situación», explicó sobre su involucramiento como testigo en el juicio político, en el cual subyacen sospechas sobre el supuesto interés del ex ministro macrista en que se dictara el controvertido fallo Muiña.

En esa línea, Garavano aseguró que «disiente con muchas decisiones de la Corte», y explicó que «esa es la esencia de la democracia».

«Pero si cometieron algún delito o violaron la ley está muy bien que avance el juicio político pero no por el contenido de sus fallos, eso no es parte de la democracia», concluyó.

En otro orden, negó haber hablado alguna vez sobre el «2×1» con la ex jueza de la Corte Suprema Elena Highton de Nolasco.

Garavano explicó que decidieron no apelar el fallo que favoreció a Highton de Nolasco porque se atuvo a las «doctrinas Fayt y Petracchi» sobre el tema.

Recordó en ese sentido que el ex ministro de Justicia de la Nación Julio Alak había desistido del recurso de apelación de una sentencia que beneficiaba en ese mismo sentido al fallecido ex juez Enrique Petracchi. «Yo tomo la decisión de mantener ese criterio en base a ese antecedente», dijo, al hacerse cargo de la decisión.

En tanto, el ex funcionario de Cambiemos dijo que no recordaba si había hablado sobre el tema con el entonces jefe de asesores de la Presidencia (y actual senador nacional) José Torello ni con el operador judicial Fabián «Pepín» Rodríguez Simón (prófugo de la Justicia), a quien dijo haberlo visto «varias veces» en la Casa Rosada aunque sin saber qué cargo desempeñaba en la estructura del Gobierno de Cambiemos.

Tanto Torello como Rodríguez Simón (prófugo en Uruguay) fueron citados como testigos por la comisión por las sospechas que pesan sobre ellos de haber sido parte del dispositivo judicial macrista para negociar fallos con la Corte Suprema, pero se mostraron reticentes a declarar.

A continuación, el presidente de la bancada oficialista, Germán Martínez, le preguntó a Garavano si conocía al ex ministro de Justicia y Seguridad porteño Marcelo D’Alessandro, involucrado en chats con Silvio Robles, de la vocalía de Rosatti, y en su respuesta el ex ministro reconoció que existe una «relación política», pero lejos de una amistad.

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