¿A qué edad somos más inteligentes?

¿A qué edad somos más inteligentes?

Según el informe el punto máximo de inteligencia que alcanzan las personas durante su crecimiento depende de las capacidades o habilidades que se miden. “En cualquier edad estás mejorando en algunas cosas, estás empeorando en otras cosas y estás en una meseta en otras más”, afirmó Joshua Hartshorne, autor principal del mayor estudio sobre capacidad cognitiva en relación a la edad.
Casi 50 mil personas fueron evaluadas por Hartshorne mediante una serie de pruebas online y luego cruzó la información con experimentos realizados en persona en grupos pequeños.
El estudio afirma que: “algunas habilidades alcanzan su punto máximo y comienzan a decaer luego de la secundaria; algunas habilidades se estancaron en la adultez temprana, comenzando a disminuir a los 30 años; otros no alcanzan su punto máximo hasta los 40 o más tarde”.
Por ejemplo, la habilidad de procesar información rápido tiene su punto más alto a los 18 y 19 años. Mientras que a los 25, se alcanza el máximo en memoria a corto plazo, la cual se mantiene por una década antes de comenzar a decaer.
La habilidad de comprender las emociones ajenas no se logra en plenitud hasta los 40 o 50 años. Es más, esta investigación conjunta de la Universidad de Harvard y MIT descubrió que algunas llegan a su esplendor en la tercera edad.
Básicamente las conclusiones afirman que, por un lado, tenemos una «inteligencia fluida» que es nuestra capacidad de pensar rápidamente, resolver problemas e identificar patrones. Algo que se da más con la juventud.
Pero, por otro lado, también tenemos lo que se llama «inteligencia cristalizada» que refleja nuestro conocimiento aprendido y nuestra capacidad para relacionarnos con nuestro entorno. Aquí es donde la experiencia de los años es lo que más pesa.
Según afirma el psicólogo Phillip L. Ackerman en un estudio: “muchas tareas intelectualmente exigentes del mundo real no pueden realizarse sin un vasto repertorio de conocimientos declarativos y habilidades procedimentales”.
Por lo que Ackerman insiste en que no hay que confundir conocimiento con inteligencia.

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