Carl Philpott, profesor de rinología y olfatología en la Universidad de East Anglia y quien estableció la primera clínica de olfato y sabor del Reino Unido, difundió un texto donde da una posible solución al problema del olfato luego de contraer Covid-19.
Según explicó este médico, cerca de 100 millones de personas han contraído coronavirus en todo el mundo. De ese total, el 60% ha experimentado disfunciones en el olfato, y un 10 % presenta síntomas persistentes. Esto quiere decir que en torno a seis millones de personas sufren síntomas.
Como una posible solución a esta secuela del nuevo virus que revolucionó al planeta, Philpott y un grupo de expertos sobre el tema difundieron un documento de consenso sobre el tratamiento de las alteraciones olfativas que persisten tras la enfermedad. Así es que llegaron al acuerdo de que el mejor tratamiento es el entrenamiento olfativo, a la par de que la aplicación de gotas de vitamina A es otra opción a tener en cuenta. También creemos que los esteroides, a pesar de que no tienen un papel directo en el tratamiento de la enfermedad, pueden ayudar a evitar complicaciones que, como la rinitis, pueden bloquear la nariz.
A pesar de estas tres opciones, el experto británico hace más hincapié en el tratamiento olfativo. Pero, ¿esto qué es? Se trata de un tipo de terapia que utilizan los expertos en desórdenes olfativos, es decir los olfatólogos, para estimular la regeneración de las neuronas especializadas, lo que ayuda a recuperar la función olfativa. Algunas investigaciones han demostrado que también pueden producir cambios en las áreas cerebrales relacionadas con el sentido del olfato.
Además, tiene varias ventajas: no provoca efectos secundarios a quienes lo realizan, no necesita prescripción médica y además es barato, por lo que se puede realizar fácilmente en casa.
La base fundamental de este método es la exposición breve y repetida a determinados olores. En su formato tradicional, consta de cuatro olores: clavo, rosa, limón y eucalipto. Sin embargo, hay numerosos elementos domésticos que proporcionan un amplio abanico de olores, por lo que los pacientes pueden elegir aquellos que saben que les gustan, o con los que tienen algún tipo de conexión. Por ejemplo, las cáscaras de naranja y limón, la nuez moscada, el clavo, la menta, el eucalipto, el café molido, el coco y la canela son elementos frecuentes que pueden usarse en estos entrenamientos.
Según numerosos estudios de la última década, esto funciona especialmente bien para quienes perdieron el olfato a causa de un virus, como por ejemplo el resfriado. Aunque no se sabe si es igual de efectivo para quienes tuvieron Covid-19, Philpott afirma que nada hace pensar que no lo sea.
Por todo lo anterior, el médico británico recomienda comenzar con este tratamiento si perdiste el olfato ya que es un primer paso fácil y sencillo para iniciar la recuperación. Sin embargo, aconseja a todo aquel que sufra los síntomas de forma prolongada una segunda opinión médica o que le derivasen a un especialista.