Desde el 27 de septiembre pasado se retornó a la presencialidad plena en las escuelas de la provincia de Córdoba. Tras un año y medio de virtualidad o bimodalidad, el nuevo escenario escolar se presenta con reencuentros e incertidumbres.
Luego de concretar un relevamiento en distintos colegios de la ciudad, la periodista Mariana Otero reveló la complejidad del retorno a clases ya que muchos alumnos han perdido hábitos de estudio y de organización, están dispersos y les cuesta concentrarse. La sensación es que ciertos estudiantes no reconocen ahora el espacio de la escuela como ámbito de aprendizaje porque su prioridad es el reencuentro con los amigos.
Carolina Parma, titular de la Junta de Educación Católica, explica, sin embargo, que hubo una adhesión muy positiva a la presencialidad y que las instituciones se reorganizaron para resguardar los protocolos. En este punto, la mayoría de los colegios conserva lugares en los patios para cada curso en los recreos y, de esta manera, mantener la distancia también al aire libre.
Parma subraya que el trabajo está puesto en nivelar trayectorias, ritmos y rutinas: En el nivel primario se están enfocando los esfuerzos en consolidar aprendizajes básicos. Y en el secundario, en consolidar las trayectorias para que puedan culminar el ciclo lectivo con los objetivos esperables”.
Si bien cada nivel escolar es bastante heterogéneo según el grado o año, en líneas generales se observó que en el secundario, los estudiantes están enfocados en la socialización y deseosos de recuperar el tiempo perdido con los compañeros, en especial en los últimos años, una situación que dificulta la convivencia y la posibilidad de volver a la rutina escolar.
En el primario, la falta de hábitos y de conocimiento de las rutinas escolares afectó en particular a los niños grados bajos, que retornaron a la presencialidad plena como si fueran por primera vez al colegio. Por este motivo, hubo que reforzar en normas de convivencia, protocolos, acuerdos y dinámicas en el aula.