Un investigador de la UNC explica con un modelo sociofísico la emergencia de Milei en nuestro país

Jorge Revelli, profesor de Famaf, analiza cómo las estructuras de los partidos pierden representatividad y dan lugar a la emergencia de terceras posiciones

Un investigador de la UNC explica con un modelo sociofísico la emergencia de Milei en nuestro país

¿Se puede entender la abrupta emergencia del fenómeno de Javier Milei a partir de la física y de la matemática? Desde la Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación (Famaf) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), el doctor en Física e investigador del Conicet Jorge A. Revelli, junto a un grupo de colaboradores, ha desarrollado un modelo para aportar claridad a la situación.

El modelo busca explicar la emergencia de terceras posiciones en escenarios sociales con opiniones inicialmente polarizadas entre dos opciones partidarias mayoritarias. Tal fue el caso de nuestro país, ante la llegada de La Libertad Avanza (LLA) en un contexto marcado por la hegemonía del Frente de Todos (FdT) y Juntos por el Cambio (JxC). No obstante, el mismo trabajo puede ser aplicado para analizar la emergencia de otros movimientos políticos, como por ejemplo la irrupción del peronismo en la Argentina de mediados del siglo pasado, o el bolsonarismo en Brasil, Trump en Estados Unidos o Podemos en España.
Para dar cuenta de ello, uno de los aspectos clave de la investigación es la formación de opinión. Esto es, “cómo responden las sociedades o cómo se aglutinan las sociedades ante determinadas opciones políticas, económicas, etcétera”, explicó Revelli.

El trabajo en cuestión, que debe leerse de forma detenida para comprender la magnitud de su alcance, se lleva a cabo desde la Sociofísica. Esta disciplina nacida en los años 70 busca explicar desde la física ciertos aspectos de los fenómenos sociales.

“El partido de Milei en 2019 no existía, no había estructura de LLA. Entonces, básicamente, en el de 2019 vos podés pensar el debate político en Argentina asociado a dos coaliciones: una coalición que se llamaba JxC y otra coalición que se llamaba el FdT. La gente adhería a algunas de esas ideas. Si uno quiere ponerse a pensar más finamente en el problema, vas a encontrar más partidos, obviamente, pero vos podés pensar que la ideología de cada una de estas coaliciones representaba a la gente que, en su gran mayoría, podía adherir a una u otra ideología”, explicó el investigador.

En este marco, se van sucediendo hechos en la vida social que generan nuevas opiniones y posiciones políticas disconformes con las opciones electorales. “Milei empieza, de alguna manera, a aglutinar algunas voluntades que se ven por distintos motivos excluidas o no representadas en las otras coaliciones y entonces empieza a emerger una posición que comienza a tener cierta identidad propia”, agregó.

A estos fenómenos, Revelli los denominó “emergencia espontánea de terceras posiciones”. La espontaneidad significa “que, en un período de tiempo muy corto, el mapa político ideológico de la sociedad se ve reconfigurado, es decir, hay algo que cambió, algo que es distinto a lo que existía que antes”. “Ese tipo de estructuras permanecen en el tiempo o pueden transformarse en nuevas estructuras. Es decir, es factible que la sociedad pueda volver a reconfigurarse alrededor de un sistema bipartidario, en otras palabras, puede desaparecer la tercera opción o cualquiera de las opciones preexistentes o también se pueden generar nuevas posiciones ideológicas.”, detalló.

El modelo de Sznajd

Para abordar el fenómeno, Revelli y su equipo se valieron de un modelo físico muy utilizado en este tipo de estudios llamado “modelo de Sznajd”. Este modelo establece una simple y acabada regla de interacción entre las opiniones de los individuos que modifica el estado social de debate. Si dos personas comparten la misma opinión sobre algún tema, sus vecinos empezarán a estar de acuerdo con ellas (se establece un consenso, al menos local). Y, por el contrario, si dos personas están en desacuerdo, sus vecinos adoptarán ideas distintas (no habrá consenso local).

A partir de ello, elaboraron un “mapa ideológico”, en el que inicialmente se ven puntos de color amarillo, celeste y azul distribuidos sobre una superficie de dos dimensiones. Cada punto o pixel representa la adhesión de una persona al conjunto de ideas de uno de los dos partidos políticos, representados por los colores amarillo y celeste, o el desinterés o falta de alineación (apatía), identificado por el color azul.

En este modelo existen dos cuestiones a tener en cuenta. La primera es la estructura que tienen los partidos, la cual es diseñada por los investigadores en base a diferentes posiciones y reivindicaciones ideológicas y cuestiones sociales. La segunda, es la interacción que se da entre los encuestados, “es decir, cómo es el modo de interactuar que tienen las sociedades”. “Entonces, en ese contexto, ponemos la estructuración del pensamiento de la gente en forma individual y colectiva a través de los partidos, y en la interacción, la idiosincrasia que tiene esa sociedad para interactuar”, agregó.
“Podemos decir que los partidos o las ideas tienen cierta estructura. Las personas que de alguna manera adhieren a una determinada idea política tienen cosas en común que los unen. Esa unión de pensamiento, esa unión de modo de conducirse genera en el propio partido una estructura. Esa estructura se ve materializada en ese mapa ideológico. Los píxeles, que son las opiniones de las personas, se van estructurando en esa, podemos decir, red bidimensional”, detalló.

Así las cosas, las posiciones se fijan en base a las respuestas que ofrecen un grupo de encuestados a un cuestionario con múltiples opciones. Ese cuestionario contempla interrogantes diseñados por los investigadores sobre temas sociales como, por ejemplo, la postura frente a la despenalización del aborto, la libertad de mercado, o el grado de incidencia que debe tener el Estado en la regulación de la Economía.
“Entonces, cuando se completó el cuestionario, puede ser que las respuestas lleven a que se corresponda con una estructura”, explicó el investigador. Y agregó: “La cuestión es que la gente que adhiere a Unión por la Patria va a tener un determinado patrón de respuesta a esas preguntas y la gente que adhiere a Juntos por el Cambio probablemente tenga otro patrón de respuesta. Y, justamente, esos patrones los van estructurando y establecen la estructura de los partidos”.

La emergencia de terceras posiciones en regímenes entrópicos
Más allá de los colores amarillo y celeste en el mapa, están quienes sostienen una posición que no se corresponde con la estructura de ninguna de las propuestas por las fuerzas mayoritarias, por apatía o por desacuerdo (representada por el color azul). Al respecto, el estudio sostiene que “si las estructuras de los partidos son débiles, esa debilidad intrínseca de los partidos políticos o de la estructura de adhesiones políticas sociales tienden a favorecer la emergencia de la tercera posición”. “Es decir que cuando hay cansancio, insatisfacción, falta de credibilidad, falta de organización, etcétera, todo este relajamiento social se ve traducido en una estructura débil de adhesión a los partidos tradicionales o a las ideas tradicionales. Esa debilidad da lugar, no sólo a la emergencia de la tercera posición, sino a una probabilidad importante de ganar una elección”, explicó el profesor de la UNC.

Cuando la incapacidad de representación de los partidos existentes se profundiza, se genera lo que Revelli califica como “una maximización de ciertas y determinadas variables físicas”, momento en el que una determinada comunidad llega a un punto de incertidumbre en el que comienzan a descomponerse las estructuras tradicionales para pensar la cuestión social y la sociedad se hace vulnerable, dando lugar no sólo a la aparición de otra estructura en el mapa ideológico, identificada por pixeles color verdes, sino a que la reconfiguración del estado de opinión lleve a la nueva fuerza a ser mayoritaria. “Esa vulnerabilidad destruye determinados tejidos y es allí donde emergen, digamos, las terceras posiciones”, que pueden o no ganar elecciones, pero que comienzan a formar parte de las maneras de pensar que circulan en la comunidad.

En este marco, la nueva conformación ideológica reconfigura el mapa social y se comenzarán a hacer públicas “posiciones o ideas que antes no eran tema de debate o estaban mal vistas o simplemente había pasado mucho tiempo desde la última vez que habían estado en discusión. Entonces estás observando, de alguna manera, una transformación en el estado de convivencia ideológica”, sostuvo Revelli. Al respecto, vale mencionar la aparición de la discusión sobre la venta de órganos y niños, el cierre del Banco Central, la dolarización, una revisión sobre la última dictadura cívico militar y tantos otros temas que impuso Milei en la agenda pública.

Así, la sociedad vista como un sistema de muy variadas e intrincadas interacciones, busca una nueva configuración “previsible o, simplemente, adaptada a nuevas circunstancias político-sociales”. Esto se puede dar, como sucedió en el caso de La Libertad Avanza, al ganar las elecciones. De todos modos, la estabilidad del sistema siempre está en juego y las diferentes situaciones sociales ponen a prueba constantemente la representatividad de las estructuras.

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