Desde su llegada al Zoológico Nacional del Smithsonian en octubre de 2024, los pandas gigantes Bao Li y Qing Bao han despertado un creciente interés entre visitantes y especialistas. A pesar de vivir en recintos separados por medidas de seguridad, ambos han desarrollado una conexión única que va más allá de lo esperado para su edad y naturaleza.
Bao Li, un macho de tres años y medio, y Qing Bao, una hembra de cinco años, residen en el Hábitat de Pandas Gigantes, donde pueden verse, olfatearse y comunicarse vocalmente sin contacto físico directo. Aunque los pandas son animales solitarios fuera del periodo reproductivo, estos jóvenes han mostrado un comportamiento que los expertos describen como inusual y prometedor: buscan activamente la interacción a través de la malla que los separa.
Desde marzo, los cuidadores comenzaron a notar signos claros de interés mutuo. Qing Bao, inicialmente más reservada, empezó a pasar más tiempo cerca del recinto de Bao Li, marcando su territorio y vocalizando. Por su parte, Bao Li patrullaba activamente su espacio, detectando los rastros de su compañera, mientras ambos intercambiaban sonidos característicos como balidos y gorjeos. Estas vocalizaciones, comunes durante el celo, fueron una señal de alerta para el equipo veterinario.
Los análisis endocrinológicos confirmaron lo que la conducta sugería: Qing Bao había entrado en su primera etapa de celo. El 30 de abril, los niveles de estrógeno en su orina alcanzaron un pico, validando oficialmente el proceso. Bao Li respondió de forma entusiasta, lo que sugiere un instinto reproductivo activo, aunque aún inmaduro.
Sin embargo, ambos pandas son todavía demasiado jóvenes para reproducirse. Los machos alcanzan su madurez sexual entre los cinco y siete años, y aunque las hembras pueden presentar celos antes, la fertilidad no siempre está garantizada. Desde el 6 de mayo, los comportamientos han comenzado a normalizarse, indicando el cierre de este primer ciclo reproductivo.
A pesar de ello, los expertos consideran que esta interacción temprana es una señal positiva. Bao Li y Qing Bao no solo se están adaptando bien a su nuevo hogar, sino que muestran un desarrollo físico, emocional y social adecuado. Esta conexión, observada y documentada con atención científica, podría ser la base de una futura contribución a la conservación de la especie.
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