Como cada 7 de marzo se celebra el Día de la Visibilidad Lésbica en esta fecha en memoria de “Pepa” Gaitán, de 27 años, asesinada por lesbiana en 2010. Daniel Torres, el padrastro de su novia, la mató de un escopetazo en Parque Liceo, de nuestra ciudad Córdoba.
Este año, además, la conmemoración se produce a 10 días del inicio del juicio a “Higui” de Jesús, una mujer lesbiana que será juzgada a partir del 15 de marzo por matar en defensa propia a un individuo. Este hombre se encontraba en un grupo con otros, quienes intentaban someterla a una violación correctiva.
Seguir activando para defender los derechos conquistados ante los ataques de odio así como visibilizar las interseccionalidades -étnicas, sociales, religiosas y otras- al interior de la comunidad, son algunos de los principales desafíos de la militancia lésbica, según expusieron referentes de ese colectivo a horas de conmemorarse el Día de la Visibilidad Lésbica.
Estos conceptos surgieron del panel “A la primera marcha del orgullo teníamos que ir con máscaras. Activismo y lesbianismos” desarrollado ayer en Tecnópolis como parte de la jornada “Lesbianas proyecto Federal” que forma parte del programa de actividades de la tercera edición de “Nosotras movemos el mundo” iniciado el jueves y que concluye este domingo con motivo del Día de la Mujer.
Para Norma Castillo, integrante de la primera pareja de lesbianas en casarse por vía judicial y antes de que se sancionara la ley de matrimonio igualitario, “recién en los últimos años pudimos unir esfuerzos y hacernos escuchar” para reclamar contra toda la discriminación y violencia encerrados en que “hubiera personas que tenían que pagar con su vida su forma de amar, o que tuvieran que disfrazar sus sentimientos y verdadera felicidad para acomodarlos a lo que manda ciertos sectores de la humanidad”.
Y en relación a las diferentes experiencias vividas en sus 80 años de vida y los 40 que pasó en pareja con Cachita, “ya es una gran conquista de hoy poder abrirse y decir ‘soy lesbiana sin que nadie ponga cara de asco y se desmaye’”.
“Cuando fuimos a nuestra primera marcha del orgullo en 2005, a mí me hubiera gustado registrar la cara de los chicos que iban marchando, porque la mayoría de jóvenes no podían salir del asombro de ver dos viejas abrazadas. Nos preguntaban, nos abrazaban, nos hacían notas. Al año siguiente de esa marcha, un cartel con un grupo que decía familiares y amigos de personas homosexuales, lesbias y trans. Esos movimientos que siguen afortunadamente gracias los jóvenes que decidieron cortar con lo anterior y mostrar felicidad (en lugar de esconderse)”, dijo.
Por su parte, la directora de “Torta Documental” actualmente en etapa de posproducción, Brianna Di Paola, apuntó en la trayectoria de la militancia lésbica “hay un montón de historias que no son sólo importantes para el lesbianismo, sino para el feminismo, todo el movimiento LGBT, y todas las personas que conforman que nos rodean”.
Brianna explicó que, durante una proyección del documental “El Puto Inolvidable” sobre la vida de Carlos Jáuregui, surgió la idea de “plasmar en una peli nuestra historia que no está en ningún lado”.
En tanto, para la activista feminista lésbica y afrocandombera Sandra Chagas, la lucha por la igualdad de género y por los derechos de la diversidad no puede desvincularse de la lucha contra el racismo.
“Me interesa todo lo que tiene que ver con desestructurar ese mundo que vivimos, este sistema de blanquead donde lo blanco, heterosexual y capitalista es lo que vale, y todo y todas les demás parece que somos el relleno, lo que sobra, que estamos dentro pero un poquito apartados. Pienso cómo vamos a cambiar la educación que no sea colonial, eclesiástica, clasista, racista. Sueño con una educación LGBTQ+ pero también que se trabaje el racismo sistémico, estructural e institucional”, señaló.
En la misma línea, la activista travesti y lesbiana, Ema Be, aseguró que “si bien hemos logrado ciertos derechos que nos dan ciertas libertadas a nivel del género, el capitalismo es un asimilador de todas estas cuestiones, un capitalismo que es heterosexual, no travesti”.
“Es muy importante que el activismo trabaje para lograr introducir la profundidad que necesitamos para que poder seguir hablando en un eje que no sea solo de género, sino desde el género pensando en antirracismo, clase y de especie; no en el sentido del antiespecismo, sino en el sentido de la relación de nuestro con todo nuestro entorno con todo nuestro entorno, la naturaleza, la tierra”, dijo.