Gran dolor de cabeza
En los próximos días, el fiscal Andrés Godoy recibirá los resultados de la pericia psiquiátrica para confirmar o no la imputabilidad de Franco Nicolás Cabrera Guevara, el joven que manejando un Jeep Grand Cherokee a altísima velocidad causó una tremenda tragedia vial en las calles de barrio General Bustos.
Recordemos que en la tarde del pasado 9 de marzo esta camioneta chocó contra siete vehículos provocándoles daños diversos, pero fundamentalmente embistió al motociclista Gonzalo Uliana de 29 años, quien circunstancialmente cruzaba una intersección y murió en el acto por las graves heridas sufridas. Según dijeron algunos testigos, el imputado después del desastre se bajó del Jeep y habría dicho que estaba «persiguiendo al Diablo», para permanecer luego inmutable en un móvil policial.
Franco está imputado por homicidio culposo agravado, y se confirmó que 10 minutos antes del siniestro ya había chocado desde atrás a otro auto en el mismo barrio. El dato que se ha sumado en los últimos días es que el joven le sacó sin permiso el Jeep a su padre cerrajero, que le habían dejado para repararle una cerradura. El tema es que quien le dejó el auto es una mujer que se lo compró a otra mujer sin completar los trámites de la transferencia. Por lo tanto, la dueña registral del vehículo es la vendedora, que de la nada se ligó este problemón. Por supuesto, habrá varios reclamos de la familia de la víctima fatal y de los dueños de los autos chocados. Está demás decir que ante una compraventa, siempre hay que completar y firmar todos los papeles. De lo contrario, el destino te puede jugar una mala pasada y generarte un gran dolor de cabeza.
Loriana
Era un lunes feriado, el 25 de mayo de 2020, alrededor de las 15.30 horas, y Loriana Tissera de sólo 14 años estaba en la vereda de la casa de su abuela, en Villa Azalais, jugando con su hermano de 9. De la nada, aparecieron dos ladrones a bordo de una moto y ella se dio cuenta que le iban a robar. Entonces, corrió hacia el ingreso de la casa, pero los atacantes le dispararon en la nuca y mientras ella se desvanecía, le robaban un viejo celular que además tenía la pantalla rota. Loriana fue llevada al Hospital de Urgencias, y tras agonizar por algunas horas, finalmente falleció.
A partir del próximo viernes, los dos acusados de Homicidio Criminis Causae, Alan Abregú Valverdi y Diego Silva, de 25 y 24 años respectivamente, serán juzgados en la Cámara Octava del Crimen. También será juzgado por encubrimiento agravado Kevin Márquez, quien le vendió el celular robado a una vecina por 400 pesos. El fiscal Hugo Almirón llevará adelante la acusación y no debería sorprender que los dos principales implicados sean condenados a prisión perpetua.
En los últimos años, el robo de celulares a niños y jóvenes se volvió una plaga en nuestra ciudad. Ladrones armados que se descuelgan de las motos y no dan tiempo a nada. En las calles y plazas, a la entrada y salida de las escuelas, una amenaza permanente que más allá de los juicios y condenas, es un monstruo que acecha a todas las familias.
Y cualquiera puede ser víctima de estos asesinos desquiciados. Loriana tenía toda la vida por delante y se la arrebataron por un viejo celular, ¿hacen falta más palabras?