Se estima que siete de cada diez personas que tienen la enfermedad de Chagas no lo saben, lo que impide el acceso a tratamientos que son claves para evitar las complicaciones causadas por la infección, por lo que mejorar el diagnóstico fue el eje elegido por la Organización Panamericana de Salud (OPS) para el Día Mundial de esta patología, que se conmemora este jueves.
La Enfermedad de Chagas o tripanosomiasis americana es causada por el parásito Trypanosoma Cruzi y entre las principales formas de contagio se encuentran el contacto con las heces de la vinchuca, la transmisión de la madre a su hijo por nacer, alimentos contaminados, transfusiones sanguíneas y los trasplantes de órganos.
«Una vez infectada, la persona atraviesa una etapa aguda de la enfermedad, donde se detecta la presencia del parásito en la sangre; pero luego se genera una respuesta inflamatoria del organismo que continúa a pesar de que el parásito ya no esté (fase crónica)», dijo a Télam el médico cardiólogo Domingo Pozzer, ex presidente de la Federación Argentina de Cardiología (FAC).
Pozzer señaló que «si el paciente se encuentra en la etapa donde todavía tiene el parásito, se le indica tratamiento antiparasitario (Benznidazol o Nifurtimox) por vía oral, durante 60 a 90 días».
Desde la FAC recordaron que la tasa de curación con estos medicamentos «es de casi el 100% en la fase aguda, pero se va reduciendo a medida que pasa el tiempo entre la infección y el inicio del tratamiento, de allí la importancia de un diagnóstico precoz».
Hasta un 30% de los enfermos crónicos presentan alteraciones cardíacas y hasta un 10% padecen alteraciones digestivas, neurológicas o combinadas que pueden requerir un tratamiento específico.
«Las personas con Chagas pueden ser asintomáticas o bien presentar síntomas vinculados a las complicaciones que genera la enfermedad. En el caso de los que tienen afectación cardíaca como arritmias presentan palpitaciones, latidos rápidos en el pecho, otros síntomas pueden ser mareos e incluso la pérdida de conocimiento; y lamentablemente algunas personas tienen muerte súbita», explicó Pozzer.
El especialista señaló que «no todos los pacientes con esta afección desarrollan cardiopatía, y los pacientes sin cardiopatía pueden desarrollar una vida normal».
La tasa de fallecimientos por complicaciones de la enfermedad se calcula en 12.000 personas por año en el mundo.
Además, se estima que hay entre 6 y 8 millones de personas infectadas por el Trypanosoma Cruzi, de los cuales un 20% se encuentra en la Argentina, es decir 1,5 millones, y a su vez siete de cada 10 personas que viven con Chagas no lo sabe.
Si bien inicialmente esta enfermedad se daba en poblaciones rurales y suburbanas, en viviendas con infraestructura deficiente, y convivencia con animales, y sobre todo en áreas de pobreza, en los últimos tiempos se ha detectado la presencia del vector en áreas urbanas de varias provincias de la Argentina, como San Juan, Mendoza, Catamarca, La Rioja y San Luis.
Según la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), el 66% de las personas infectadas en Argentina viven en ciudades y 33% en zonas rurales; en tanto que la región centro del país (Córdoba, Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe) registra «el mayor número de Chagas vertical (madre a hijo) en el país, incluso más que en las provincias endémicas».
Desde la FAC indicaron que «los esfuerzos sanitarios por la pandemia de coronavirus generaron que se dejaran de lado las tres medidas fundamentales enfocadas para combatir la enfermedad de Chagas: la vigilancia y control del vector (vinchuca), el mejoramiento sanitario de las viviendas rurales y el fácil acceso al diagnóstico y tratamiento».
Y añadieron que para evitar un repunte de esta patología endémica, se necesitan retomar los planes ya diseñados, sobre todo en las zonas históricamente afectadas.
«También es urgente continuar con los planes de difusión de la enfermedad para concientizar a la población respecto de la presencia de la vinchuca», insistieron.
Además de la importancia de aumentar la detección de a enfermedad, otro foco al que apuntan los esfuerzos internacionales es a eliminar la transmisión vertical (madre a hijo).
Hace un año, en la XXVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno se aprobó la «Iniciativa Iberoamericana sobre Chagas Congénito: Ningún bebé con Chagas», con el objetivo de contribuir a la eliminación de la transmisión materno infantil de la enfermedad desde un abordaje multidimensional.
«Esta iniciativa propone trabajar de manera conjunta y cooperativa para lograr el control de la transmisión materno infantil del Chagas hacia el año 2030», señaló por su parte Marcelo Abril, director ejecutivo de la Fundación Mundo Sano, la organización que fue designada como Unidad Técnica de la propuesta.
Argentina cuenta desde 2007 con la Ley de Prevención y Control del Chagas (N° 26.281) que asigna carácter prioritario a las iniciativas que abordan esta problemática dentro de la política nacional del Ministerio de Salud.
«Sin embargo, a 15 años de su sanción sigue sin reglamentarse, generando graves problemas para implementar políticas públicas orientadas a su prevención, detección y tratamiento. A su vez, los recursos destinados a prevenir y controlar el Chagas son regularmente sub-ejecutados. En el año 2021, solo se ejecutó el 5% del presupuesto que le había sido asignado», indicó ACIJ.
Con el objetivo de visibilizar los alcances que tiene esta enfermedad, la organización lanzó el Proyecto Chagas, un ciclo de tres cortometrajes con historias contadas en primera persona que dan cuenta de que se trata de una problemática de salud socio-ambiental compleja.
Bajo el lema «Ayúdanos a saber cuántos somos y dónde estamos», la OPS conmemora mañana por tercer año el Día Mundial de la Enfermedad de Chagas – el primero fue en 2020- con el objetivo de «dar visibilidad y atención» a la enfermedad y «elevar el nivel de conciencia sobre la importancia de mejorar la detección precoz, lograr la ampliación de la cobertura del diagnóstico y el acceso equitativo a la atención clínica».