Mientras las tropas rusas avanzan con todo su poder de fuego en el este ucraniano, el presidente Vladimir Putin abrió ayer un nuevo frente de batalla al anunciar la realización con éxito del primer ensayo del misil balístico intercontinental Sarmat, un arma de nueva generación y muy largo alcance que es “capaz de derrotar todos los sistemas antiaéreos modernos”, según advirtió el propio mandatario.
“Se trata de un arma única, que reforzará el potencial militar de nuestras Fuerzas Armadas, garantizará la seguridad de Rusia frente a las amenazas externas y hará reflexionar dos veces a quienes amenazan a nuestro país con una retórica desenfrenada y agresiva”, sostuvo Putin al hacer el anuncio de la prueba por televisión, que constituyó una advertencia con destinatario directo: Estados Unidos y los aliados de la OTAN. El misil pesado de quinta generación es capaz de “derrotar todos los sistemas antiaéreos modernos”, enfatizó Putin, quien aseguró que no tiene “prácticamente ningún límite de alcance” y es capaz de “apuntar objetivos a través de los polos norte y sur”.
En las pruebas, el proyectil fue lanzado desde el cosmódromo de Plesetsk y alcanzó un destino a 6.000 kilómetros de distancia, en la península de Kamchatka, aunque tendría mucha mayor potencialidad, al menos mejores resultados que su predecesor, el misil Voevoda -de 11.000 kilómetros de alcance-. Las autoridades rusas revelaron además que el sistema Sarmat se pondrá en breve al servicio de las Tropas de Misiles de Designación Estratégica, aunque la amenaza no hizo mella en Estados Unidos pues el Pentágono salió a aclarar que conocía de su existencia y no lo considera una amenaza para el país ni para sus aliados. Un alto funcionario de defensa de Estados Unidos desestimó en efecto las declaraciones de Putin al enmarcarlas en una “retórica inútil, dado el contexto actual de las cosas”, a la vez que advirtió que “no es el tipo de cosas que esperaríamos de una potencia nuclear responsable, especialmente en el entorno actual”.
Fuera del terreno de las amenazas, mientras sus tropas redoblan la ofensiva en el este de Ucrania con cientos de ataques simultáneos -especialmente en la asediada Mariupol, a punto ya de caer (ver…)-, Rusia anunció ayer la entrega al Gobierno ucraniano de un documento con sus exigencias para poner fin a la invasión, en un reinicio del diálogo de destino incierto.
El mes pasado, en las negociaciones en Turquía, delegados ucranianos habían presentado a los de Rusia su propias propuestas en busca de un acuerdo de paz, incluyendo declarar a Ucrania neutral a cambio de garantías de seguridad supervisadas por otros países. Rusia había recibido con beneplácito las propuestas y prometido estudiarlas y responder. Ahora Dmitri Peskov, vocero del Kremlin, explicó que Rusia envió a Ucrania el borrador de un documento “absolutamente claro y elaborado” con sus exigencias para deponer el fuego. “La pelota está en su cancha, estamos esperando una respuesta”, resaltó Peskov, quien se quejó por el hecho de que “la dinámica de trabajo del lado ucraniano (en las negociaciones) deja mucho que desear”.
Luego de que trascendiera la noticia, Kiev propuso a Moscú celebrar una “ronda especial” de negociaciones en la asediada ciudad de Mariupol. “Sí, sin ninguna condición. Estamos dispuestos a celebrar una ‘ronda especial de negociaciones’ justo en Mariupol”, dijo el alto negociador ucraniano y asesor presidencial Mijailo Podoliak, aunque no hubo más avances al respecto. Sí se pronunció el secretario general de la ONU, António Guterres, quien envió una carta a los presidentes Putin y Volodimir Zelenski para pedirles una reunión en Moscú y Kiev, respectivamente. Sin embargo, la posibilidad de una negociación seria sigue siendo apenas una ilusión en un mar de destrucción y muerte.
Se intensifica la lluvia de bombas sobre Mariupol
Las tropas rusas redoblaron ayer su ofensiva en el este de Ucrania con cientos de ataques simultáneos, incluyendo los que apuntaron a los últimos combatientes que defienden Mariupol, donde fracasó otro intento de evacuar a civiles de una ciudad devastada.
La toma de Mariupol es crucial para la ofensiva rusa, que busca conquistar toda la región del este ucraniano -conocida como Donbass-, algo que dejaría al país partido en dos y con muy escasas posibilidades de revertir su derrota.
Al respecto, Ucrania informó ayer que la planta metalúrgica de Azovstal en Mariupol –donde resistían los últimos soldados- fue destruida por bombas pesadas y que muchas personas estaban bajo sus escombros. Así lo anunció el comandante adjunto del regimiento Azov, Svyatoslav Palamar, luego de un ultimátum emitido por Rusia a los militares que resistían en la planta.
“Cayeron bombas pesadas por toda la planta de Azovstal, y ahora mucha gente está bajo los escombros… Azovstal fue bombardeada y destruida casi por completo. Estamos sacando a la gente de debajo de los escombros”, afirmó Palamar. Sin embargo, la especie no fue confirmada por Rusia, y Palamar subrayó que los defensores de Mariupol “lucharán con todos los cartuchos restantes”.