El abogado Daniel Lacase, exrepresentante legal del viudo Marcelo Macarrón, a quien varios testigos señalaron como quien desvió la pesquisa por el crimen de Nora Dalmasso, cometido en noviembre de 2006 en la ciudad de Río Cuarto, dijo este martes que “nunca” fue vocero del viudo y que sus opiniones fueron «personales».
Al declarar en la 18° audiencia del juicio oral que se le sigue a Macarrón por el femicidio, Lacasse expresó: “Todas las opiniones mías fueron personales”.
No obstante, agregó: “Debo reconocer que yo me excedí con ayudar con la prensa” al viudo. En un tramo de su exposición ante el jurado popular, Lacase lloró al asegurar que durante la instrucción de la causa a una de sus hijas la amenazaron con hacerle lo mismo que a Dalmasso.
El abogado, cuya declaración pasó a un breve cuarto intermedio y se reanudará en minutos, fue apuntado por los hijos de Macarrón -Facundo y Valentina- y otros testigos como el responsable de sembrar sospechosos y rumores de romances de Nora con el propósito de desviar el curso de las investigaciones e inculpar al entorno de su adversario político y entonces secretario de Seguridad provincial, Alberto Bertea.
También se sospecha que pudo haber participado de la estrategia de culpar al ‘Perejil’ Gastón Zárate, uno de los pintores que trabajaba en la casa de la víctima para la época del crimen.
El debate oral por el femicidio de Nora tiene al viudo Macarrón como único acusado por el delito de “homicidio calificado por el vínculo, por alevosía, y por precio o promesa remuneratoria en concurso ideal”.
El fiscal Luis Pizarro, el último que investigó y elevó a juicio la causa, consideró que el crimen pudo estar motivado por “desavenencias matrimoniales y cuestiones económicas”.
En esa línea investigativa, resumió que las circunstancias que rodearon a la muerte permiten concluir que «el homicidio fue realizado por alguien del entorno personal de la víctima, más precisamente el esposo”.
Al respecto, el fiscal consideró que unos meses antes del asesinato, ocurrido en la madrugada del 25 de noviembre de 2006, Macarrón “con personas aún no identificadas planificó dar muerte a su esposa Nora Dalmasso, por desavenencias matrimoniales y con la intención por parte de su/s adlater/es de obtener una ventaja, probablemente política y/o económica”.
También sostuvo que el viudo proporcionó «al asesino las llaves o la inteligencia para ingresar sin forzar la cerradura de la casa, información y movimientos, y asegurando un espacio de tiempo en el que se hallaba sola, sin ningún otro integrante de la familia en la ciudad de Río Cuarto”, lo que permitió al homicida “actuar sobre seguro y sin que la víctima pudiera recibir auxilio de terceros».
En la descripción de los hechos afirmó que la fecha del crimen fue elegida porque coincidía con el torneo de golf que se disputaba en la ciudad uruguaya de Punta del Este al que iba Macarrón.
Mientras tanto, aseguró el fiscal, «el homicida aguardó que la víctima realice su rutina previa al descanso y la abordó una vez que ésta se encontraba dormida en la habitación de su hija (Valentina), ubicada en la planta alta de la vivienda».
Siempre de acuerdo a la acusación fiscal, cumpliendo el plan delictivo “acordado previamente con Macarrón y sus adláteres”, la tomó del cuello, ejerciendo una fuerte presión con sus manos, anulando así toda posibilidad de defensa.
Acto seguido, utilizó el cinto de toalla de la bata de baño que se encontraba en la habitación, realizando un ajustado doble lazo alrededor del cuello, ocasionando la muerte por asfixia mecánica.
Finalmente, probablemente y “como parte del plan criminal, ordenó la escena con la finalidad de simular un hecho de índole sexual, tras lo cual se retiró del lugar, sin dejar rastro alguno de su persona”, describe la investigación al referirse a los signos de actos sexuales “con rasgos de sadismo y exaltación no compatibles con violaciones” encontrados en el cuerpo de Nora, sostiene el informe médico legal.