Claudio Rissi deseaba convertirse en actor en su infancia y a los 17 años dio sus primeros pasos en el teatro. En esa época lo hacía de manera clandestina, a escondidas de su padre que no lo apoyaba porque quería que tuviera un “trabajo serio”. Con el pasar de los años, se convirtió en uno de los actores más populares y reconocidos de la escena argentina. En ese marco, repasó brevemente tanto su actualidad como su experiencia en una charla con Teleshow, en donde admitió que todavía siente nervios al subirse al escenario. “Yo elegí ser actor y si estrenar me provoca la sensación de hacer un trámite, me tendría que dedicar a otra cosa”, dijo.
En ese sentido, Rissi contó cuál es su objetivo como actor: contar una historia y modificar la realidad del espectador por un ratito. Mientras tanto, disfruta de la popularidad que le llegó a partir de su participación en El Marginal, la serie cuya quinta y última temporada se estrena el 4 de mayo por Netflix. Mostrando un poco de vergüenza pero sin renegar de su fama, contó que la gente lo para en la calle y lo llama de manera cariñosa Marito, el nombre de su personaje.
Además de la popular serie, Rissi se encuentra trabajando en Los Perros, una obra de teatro que comparte junto a María Fiorentino, Melina Petriella y Patricio Aramburu. «Volver al escenario siempre es una tensión que es un poco placentera. En mi caso, atravieso un nivel de estrés. Pero los actores en general nos ponemos muy nerviosos, por el nivel de exposición, nos preguntamos si estamos a la altura de la obra o si el público va a comulgar con lo que hacemos en el escenario. Todo eso genera un estado de nervios importante, que es una gran pretensión en lo personal, pero eso a uno lo alimenta, lo despierta, lo pone atento a lo que va a suceder», expresó.
En esa línea, agradeció a Dios seguir sintiendo esos nervios «porque si no la verdad que sería hacer un trámite. Detesto hacer trámites. Yo elegí ser actor y si estrenar me provoca la sensación de hacer un trámite, me tendría que dedicar a otra cosa. El día que no me pase eso supongo que me jubilaré», aseguró.
Volviendo a El Marginal, se refirió a la grabación de la quinta y última temporada: «Fue complejo, pero fue grato encontrarse con un equipo con el que estamos trabajando hace casi seis años. Así que volví a la familia más allá de la incorporación de algunos actores que son maravillosos, como Rodolfo Ranni, Luis Luque o Juan Minujin, que regresó al programa. Volver después de un año y medio de no estar juntos siempre es muy grato. Nos llevamos muy bien, hemos tenido un grupo humano enorme que nos ha contenido. Y entre todos nos hemos cuidado por el Covid».
Luego, se refirió a la masividad de público que sigue la serie y el cambio a Netflix: «Es maravilloso: la primera semana hubo 21 mil millones de vistas. De todas maneras, a mí me hubiese gustado que la gente lo pudiera ver por la TV Pública como en un principio. La emisora formaba parte de la sociedad y colaboraba para que la serie se pudiera producir. Pero yo no soy el dueño del negocio. A través de la plataforma tiene una trascendencia internacional. La gente se enamoró de un producto que es de alta calidad».
En cuanto a la popularidad que ganó entre el público por su actuación como Mario Borges, opinó: «Dentro del mundo de los actores gozaba de cierto prestigio y unirlo con lo popular no es algo común. Aquí se dio, puede ser una bisagra: ha hecho que mi trabajo se visibilice. A partir de El Marginal hay mucha gente que empieza a reconocer otros trabajos míos. Y empiezan a recorrer mi carrera. ¿A ver este tipo de dónde viene? ¿nació en El Marginal? No, estuvo en Okupas, Los Simuladores, Poliladrón, El Puntero. Y eso es maravilloso porque además están viendo buenos productos, de calidad, películas como La novia del desierto, Aballay o 76 89 03, que estaban allí dormidas».
Por último, opinó sobre la realidad de la Argentina: «El país está complicado desde hace unos años, es muy difícil sobrellevar lo de la deuda externa, es muy complicado. No es una banalidad. Va a ser muy difícil que nos volvamos a poner de pie».
Y continuó: «La recuperación va a llevar mucho tiempo. Yo no la voy a ver si hay deuda hasta dentro de 100 años. Para mí es desolador, quizás es una mirada muy oscura. Pasamos de un país casi desendeudado a uno absolutamente casi de rodillas».
Por último, indicó: «El problema no está en el Gobierno, sino en la economía. La deuda externa es de más de 100 mil millones de dólares. ¿Entonces qué hacemos? ¿Vendemos las Malvinas, la Patagonia, qué vendemos? Porque las joyas de la abuela se vendieron en los 90. ¿Qué nos queda? ¿Vender territorio? Bueno, cerremos desde el Río Negro o del Río Colorado para abajo y se lo damos… No sé. Pero es un problema en el mundo entero, la Argentina está complicada. No me quiero meter en ese tema porque me angustia».