El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, pidió ayer a los países ricos que “pasen a los actos” frente a la emergencia climática mundial, y que cumplan con sus promesas de ayuda financiera a los países en desarrollo.
“Es hora de pasar a los actos. Es hora de cumplir la promesa de los 100.000 millones de dólares al año de París”, declaró Guterres en Dakar (capital de Senegal), en referencia al compromiso que tomaron los países desarrollados, que todavía no han cumplido, de destinar esta cantidad de dinero a los países del hemisferio Sur a partir de 2020, para ayudarles a financiar la transición ecológica y las consecuencias del calentamiento global. Guterres hizo estas declaraciones después de reunirse con el jefe del Estado senegalés, Macky Sall, en el primer día de su gira regional, que lo llevará también a Níger y Nigeria.
“La emergencia climática (…) aumenta los problemas de seguridad”, declaró el líder de la ONU, en una región del mundo muy tocada por los golpes de Estado militares que, desde 2020, se vivieron en Malí, Guinea y Burkina Faso. “Los países africanos, que no son responsables (del cambio climático), son a menudo las primeras víctimas”, explicó Guterres, quien consideró “esencial que la mitad de la financiación climática esté dedicada a programas de adaptación y resiliencia para ayudar a las comunidades vulnerables”. La promesa de 100.000 millones de dólares al año a partir de 2020 se logró durante la cumbre del clima de París, en 2015, pero hasta ahora nunca se puso en práctica.
Por otro lado, un estudio por investigadores de la Universidad de Princeton (EE.UU.) reveló que la biodiversidad marina podría estar en camino a extinguirse en los próximos siglos a niveles no vistos desde la extinción de los dinosaurios, a causa del calentamiento global. Los científicos modelaron la biodiversidad marina futura bajo diferentes escenarios climáticos proyectados. Sus resultados sugirieron que, si las emisiones de gases de efecto invernadero no se reducen, las pérdidas de especies por el calentamiento y el agotamiento del oxígeno podrían llegar a reflejar el impacto sustancial que los humanos ya tienen en la biodiversidad marina alrededor de 2100. Las aguas tropicales podrían experimentar la mayor pérdida de biodiversidad, mientras que las especies polares están en riesgo de extinción, según la revista Science.