Occidente dio un avance importante ayer en la disputa estratégica de posiciones con Rusia luego de que Finlandia anunciara su decisión de sumarse “sin retraso” a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), noticia que fue muy mal recibida por Moscú, que alertó que podría desembocar en una eventual “guerra nuclear”.
La movida, a la que pronto se sumaría Suecia, fue cocinada en realidad por el premier británico Boris Johnson, quien en un viaje “express” a ambos países el miércoles consiguió firmar no sólo “un acuerdo de seguridad” para protegerlos – que incluye el desplazamiento de armas nucleares-, sino que también consiguió que Finlandia acepte sumarse a la OTAN “sin retraso”, en medio de la invasión rusa a Ucrania.
En un giro radical a su política de neutralidad vigente desde la Guerra Fría, en efecto, el presidente y la primera ministra de Finlandia se manifestaron ayer a favor de solicitar inmediatamente la adhesión al organismo, cuya aprobación allanaría el camino a una expansión de la alianza militar hacia la frontera rusa, que comparte nada menos que 1.300 kilómetros con la nación nórdica. “Ser miembro de la OTAN reforzaría la seguridad de Finlandia.
Como miembro de la OTAN, Finlandia reforzaría también a la Alianza en su conjunto”, dijeron el presidente Sauli Niinisto y la primera ministra Sanna Marin.
Finlandia cuenta con un fuerza militar muy bien equipada y es una de las más grandes de Europa. Gasta el 5% de su PBI en defensa, más que el objetivo de la OTAN, y el servicio militar es obligatorio, lo que lo lleva a 900.000 reservistas. La clase política de Suecia debate también contra el reloj sobre el ingreso del país escandinavo a la OTAN -algo que anticipa el acuerdo de defensa que selló con Johnson-, lo que abre un nuevo capítulo en la escalada de tensión en Europa, pues la propia Rusia lanzó la invasión a Ucrania con el objetivo declarado de evitar que la OTAN llegue a las puertas de su territorio.
Por su parte, desde Bruselas, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, prometió un “proceso de adhesión fluido y rápido” a Finlandia una vez que anuncie la solicitud para ingresar. A su vez, Dmitri Peskov, vocero del presidente Vladimir Putin, respondió que la expansión hacia sus fronteras de la alianza militar liderada por Estados Unidos “hará menos segura” a Europa y al mundo y que Rusia la ve “sin dudas” como una amenaza.
Sin dar detalles, Peskov anticipó “una respuesta simétrica” al anuncio: “Cualquier acción de Rusia dependerá en como el proceso de expansión va aparecer en el futuro, cuán cerca o lejos la infraestructura militar va a moverse, cuán cerca de nuestras fronteras”, advirtió el vocero. Otros funcionarios rusos fueron más allá y alertaron por el riesgo de un conflicto nuclear que abre la expansión de la OTAN.
Por lo pronto, en Ginebra, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó por amplia mayoría, en una sesión que Moscú intentó boicotear, iniciar una investigación sobre las atrocidades atribuidas a las tropas rusas en Ucrania. La resolución, adoptada por 33 votos a favor -entre ellos el de la Argentina-, 2 en contra (China y Eritrea) y 12 abstenciones, pide a la comisión internacional de la ONU sobre Ucrania que lleve a cabo una “investigación” sobre las graves violaciones de derechos humanos denunciadas en las regiones de Kiev, Chernigov, Jarkov y Sumy para “pedir que los responsables rindan cuentas”.
El Kremlin alertó sobre el riesgo de una guerra nuclear
El Kremlin salió a cuestionar con dureza el movimiento finlandés para sumarse a la OTAN, al considerar que es “definitivamente una amenaza” para Rusia, que se verá obligada a adoptar “actos de represalia política y militar”.
El vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dimitri Medvedev, incluso advirtió que la medida “podría llevar a una guerra nuclear” a gran escala y que sería “un escenario catastrófico para todos”.
“Si hay destacamentos de la OTAN en estos territorios, estos territorios se convertirán en un posible objetivo para un ataque”, dijo sin vueltas el representante ruso ante las Naciones Unidas (ONU), Dmitri Polianski.
Moscú anunció que cortará el envío de gas a Europa
El Kremlin cortó una de las vías clave que abastecen de gas a la Unión Europea (UE). El monopolio estatal Gazprom informó que suspenderá el suministro por todo el gasoducto Yamal-Europa porque la dueña del tramo polaco, EuRoPol GAZ, fue sancionada por Moscú.
Las sanciones rusas, en respuesta a las europeas, afectan sobre todo a filiales de Gazprom en territorio de la UE, y comenzaron a notarse ayer mismo, pues las autoridades alemanas informaron de que su filial dejó de recibir gas.
La decisión se produce además después de que Ucrania interrumpiera el bombeo a través de otro canal que está en su territorio, lo que también mermó el gas que llega a la UE.