La guerra en Ucrania cumplió este martes tres meses desde su inicio, sin perspectivas de una negociación de paz y con las tropas rusas concentradas en la región de Lugansk, en el este del país, donde se libran las batallas por el control de las ciudades de Severodonetsk y Lysychansk.
Ucrania reconoce «dificultades» para contener la ofensiva en el Donbass, que incluye las regiones de Lugansk y Donetsk, ya parcialmente controladas desde 2014 por los separatistas prorrusos.
«Las próximas semanas de guerra serán difíciles», había advertido el lunes el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.
El ministro de Defensa ruso, Serguei Shoigu, afirmó que Moscú «continuará con la operación militar especial hasta que se cumplan todos sus objetivos, poco importa la enorme ayuda occidental al régimen de Kiev ni la presión sin precedentes de las sanciones» aplicadas contra su país.
En el mismo sentido, el secretario del Consejo ruso de Seguridad, Nikolai Patrushev, indicó que las operaciones militares durarán el tiempo que sea necesario.
«No estamos apurados para cumplir con un plazo», afirmó, destacando igualmente que las tropas rusas «cumplirán los objetivos fijados por el presidente» Vladimir Putin.
Las tropas que responden al Kremlin centran actualmente su ataque en Lugansk, un bastión de resistencia en el este, y tratan de rodear las ciudades vecinas de Severodonetsk y Lysychansk.
El Ministerio de Defensa ucraniano reportó combates encarnizados muy cerca de esas dos ciudades (a unos 100 kilómetros), en las localidades de Popasna y Bajmut, consignó la agencia de noticias AFP.
Después de hacerse con el control de Mariupol, una estratégica ciudad portuaria en el sureste de Ucrania, el próximo gran objetivo de Moscú es Severodonetsk, que es bombardeada «las 24 horas del día» por los rusos, que «utilizan la táctica de tierra arrasada», afirmó el gobernador de Lugansk, Sergei Gaidai, al reportar cuatro muertos en un ataque.
El objetivo del Kremlin es afianzar su control en el este ucraniano y establecer un corredor terrestre entre el Donbass y y la península de Crimea, anexionada en un refréndum popular en 2014.
El frente meridional parece actualmente estable, aunque los ucranianos informaron de un «avance» de sus divisiones «en dirección a Jerson, a través de la región de Mikolaiv».
La sureña Jerson es la única provincia de Ucrania que Rusia controla por completo, y sus autoridades anunciaron el lunes que desde el lunes introducirán el rublo ruso como moneda oficial junto a la grivna ucraniana.
Las autoridades instauradas en esa provincia ocupada anunciaron este martes que pedirán a Moscú que establezca allí una base militar y que el ruso será la lengua oficial junto al ucraniano.
“Debería haber una base militar rusa en la región de Jerson», dijo el vicepresidente de la Administración Militar y Civil de la provincia, Kirill Stremusov, a la agencia de noticias rusa RIA Novosti. «Lo vamos a pedir, toda la población está interesada en ello. Es de vital importancia y será una garantía de seguridad para la región y sus residentes», agregó.
Rusia tomó Jerson, cuya capital tiene el mismo nombre, en los primeros días de la intervención en Ucrania lanzada hace tres meses, el 24 de febrero.
Ucrania dijo que Rusia tiene planes para celebrar un referendo en Jerson para declarar su independencia, similar a los que se realizaron en las provincias orientales ucranianas de Lugansk y Donestsk en 2014. Entretanto el gobierno ucraniano urge a los países occidentales a enviarle más armas.
Entre el material entregado figura el sistema lanzamisiles antibuques Harpoon prometido por Dinamarca, que podría ayudar a Ucrania a romper el bloqueo frente a naval ruso frente al puerto de Odesa, en el mar Negro.
Menos consenso genera el embargo a las importaciones del petróleo ruso, especialmente por la oposición que sigue manteniendo Hungría a esta decisión, lo que fue ratificado este martes por el primer ministro, Viktor Orban.
El premier dijo que abordar el tema sin consenso sería «contraproducente», de cara a la cumbre europea prevista el 30 y 31 de mayo en la que se espera se adopte una nueva batería de sanciones contra los hidrocarburos rusos.
La Comisión Europea (CE) y el Gobierno de Estados Unidos, en tanto, denunciaron el «chantaje» del Kremlin con el suministro de energía, tras cortar el flujo de gas a Finlandia, Polonia y Bulgaria, y urgieron a dar pasos para reducir las importaciones desde Rusia.
El gobierno de Putin responde a las sanciones con sus propias medidas y este martes decretó la prohibición para ingresar al país a más de 150 parlamentarios del Reino Unido.
«En respuesta a la decisión adoptada en marzo de este año por el Gobierno del Reino Unido y sobre la base de la reciprocidad, se imponen restricciones personales a 154 miembros de la Cámara de los Lores del Parlamento británico», anunció el Ministerio de Exteriores ruso, en un comunicado.
Moscú, por otra parte, calificó de «persecución» la detención del expresidente de Moldavia Igor Dodon, cercano a Rusia, acusado de traición y corrupción.
Dodon presidió Moldavia de 2016 a 2020 y estaba abiertamente apoyado por Moscú, hasta que la proeuropea Maia Sandu ganó en 2020 y 2021 las presidenciales y las legislativas.
El gobierno de Moldavia teme que Rusia pueda iniciar una ofensiva contra el país, que alberga el territorio separatista de Transnistria, fronterizo con Ucrania. Y más teniendo en cuenta que la región secesionista afirma que en abril fue blanco de tiros procedentes de Ucrania.