En una decisión infausta para la libertad de prensa mundial, el gobierno británico firmó el viernes la extradición del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, a Estados Unidos, donde se lo acusa de haber difundido documentos confidenciales y podría recibir una sentencia de hasta 175 años de prisión simplemente por publicar información.
“Cualquiera en este país que se preocupe por la libertad de expresión debería estar profundamente avergonzado de que la ministra del Interior haya aprobado la extradición a Estados Unidos, el país que planeó su asesinato”, señaló el portal WikiLeaks, que calificó de “día oscuro para la libertad de prensa y la democracia británica” la decisión del Reino Unido.
En ese texto, WikiLeaks anticipó que apelará la decisión, algo que solamente podrá hacer si el Tribunal Superior británico lo autoriza, con la posibilidad de ir en última instancia ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Ayer mismo, el padre y el hermano de Assange pidieron a Alemania que intervenga ante el presidente Joe Biden para que retire los cargos contra el fundador de WikiLeaks.
“El caso de Assange es como un espejo, donde se refleja la hipocresía de Estados Unidos y de Reino Unido sobre la ‘libertad de prensa’”, afirmó a su vez el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin, quien consideró que “las personas son tratadas como héroes si denuncian a otros países o como criminales si ponen en evidencia a Estados Unidos, Reino Unido y sus socios”.
La justicia estadounidense quiere juzgar a Assange por difundir a partir de 2010 más de 700.000 documentos secretos sobre las actividades diplomáticas y militares estadounidenses, en particular en Irak y Afganistán.