Rusia volvió a atacar ayer la capital de Ucrania luego de consolidar su avance en el este del país con la conquista definitiva de la ciudad de Severodonetsk, un paso importantísimo para terminar de dominar la región de Lugansk –y por extensión el Donbass ucraniano, ansiado objetivo del presidente Vladimir Putin-.
Las propias autoridades de Kiev informaron que Rusia lanzó misiles contra la ciudad que alcanzaron a dos edificios residenciales y dejaron al menos un muerto y seis heridos, en sus primeros ataques a la capital en tres semanas, en vísperas además del inicio de la cumbre del G-7 convocada de urgencia por las potencias de Occidente para tratar su invasión al país europeo.
El bombardeo, de hecho, puede entenderse como una amenaza de Putin a ampliar su ofensiva en Ucrania aunque Rusia dijo que atacó una fábrica de misiles cercana a la zona residencial, y que los daños en los edificios fueron causados por misiles antiaéreos lanzados por la propia Ucrania para intentar neutralizar los proyectiles rusos.
Lo cierto es que en las redes sociales se pudieron ver imágenes de los bomberos combatiendo las llamas de los incendios y rescatando a personas en los edificios en Kiev. La fachada de los departamentos presentaba severos daños, sobre todo en los pisos superiores, que quedaron destruidos, según mostraron las imágenes televisivas.
“Se encontró un cuerpo y seis residentes resultaron heridos, cuatro de los cuales fueron hospitalizados -entre ellos una niña de siete años-”, informó el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, quien aseveró que el bombardeo “puede ser un ataque simbólico” antes de una cumbre de la OTAN prevista para esta semana en Madrid, España.
Además, el ministro de Cultura ucraniano, Oleksandr Tkachenko, aseguró que un jardín de infantes fue alcanzado por el ataque, y el diputado Oleksii Goncharenko precisó que Rusia disparó un total de 14 misiles contra Kiev y la provincia del mismo nombre, en el norte del país. Sin embargo, el Ministerio de Defensa ruso dijo que sólo bombardeó una fábrica de misiles y tachó de “falsas” a las informaciones ucranianas.
La realidad es que los bombardeos llegaron con la guerra ya en su quinto mes, horas después de que Rusia tomara Severodonetsk, una ciudad clave en la región del Donbass en el este ucraniano, que ahora quedó a punto de caer. Más aún teniendo en cuenta otra denuncia lanzada por Ucrania el sábado, que informó que varios misiles rusos que cayeron en el norte del país fueron lanzados desde Bielorrusia, por lo que acusó al Kremlin de querer involucrar en la guerra a este aliado diplomático de Moscú.
“El bombardeo de hoy está directamente relacionado con los esfuerzos del Kremlin en atraer a Bielorrusia a la guerra en Ucrania como cobeligerante”, afirmó la dirección de los servicios de inteligencia ucranianos. Horas después, el propio presidente Putin anunció que entregará a Bielorrusia “en los próximos meses” misiles capaces de cargar ojivas nucleares, luego de recibir a su homólogo bielorruso Alexander Lukashenko, en un nuevo desafío a Occidente que sigue elevando los temores a una extensión del conflicto a escala mundial.