Un cachorro debe pasar sus dos primeros meses junto a la madre y a sus hermanos, si los tuviera, para aprender a controlar su boca y “perrizarse” adecuadamente. El proceso es lo que se conoce como inhibición de la mordida.
Si el cachorro muerde con mayor energía o brusquedad que la pautada a las tetas de su madre mientras está mamando, la perra lo va a sacar, gruñendo de una manera especial, y lo va a dejar sin comer como un método drástico para que aprenda a regular la intensidad de la mordida.
Lo mismo ocurre si en el juego con sus hermanos o con la propia madre se extralimita en la potencia de la mordida: el afectado va a emitir un quejido fuerte y específico que le va a permitir continuar el juego solo si el otro se controla.
Cuando el cachorro es destetado y desmadrado tempranamente y se integra a nuestra casa, ya en la segunda etapa de su vida, serán los humanos integrantes de su nueva manada los encargados de inhibir su mordida y regularla.
¿Cómo se hace?
Para esto es importante imitar a la madre y repitiendo sus conductas. Para eso se puede mover intensamente un juguete favorito de nuestro perro, (es importante moverlo porque nunca se juega con una presa que ya está muerta).
Si durante el juego muerde nuestra mano emitamos un chillido agudo. Esperemos unos segundos y luego sigamos jugando.
Si vuelve a morder la mano volvemos al chillido y damos por terminado el juego. Repitamos este procedimiento en sesiones de no más de diez minutos para que el cachorro no se canse ni se sobreexcite.
Habremos actuado tal y como su madre lo hacía. Así entenderá que debe tener cuidado con su boca al morder tu mano.
Con un perro adulto que muerda sin control al jugar se puede actuar del mismo modo o escondiendo un premio sabroso en la mano y abriéndola para premiarlo sólo si actúa con delicadeza.
Existen patrones de conducta en el perro perfectamente estudiados para invitar a jugar como dar la pata en la cara, revolcarse panza arriba, ladrar, acechar, emboscar, y sobre todo la llamada reverencia de juego o en inglés: “play bow”, actitud que usan durante toda la sesión de juego no solo para invitar sino para reafirmar su actitud.