En el marco de la segunda jornada del juicio por el homicidio de Blas Correas, el pasado viernes, se tomaron las “disposiciones personales” de los acusados.
Después de escuchar la palabra de los policías que dispararon contra el Fiat Argo, fue el turno de Wanda Esquivel, la compañera de móvil de Javier Alarcón, que confesó haber plantado el arma para ensuciar a Blas y sus amigos.
La declaración de Wanda era muy esperada porque es la única de los acusados a quien no se le conocía el rostro, debido a que confesó el hecho y no permaneció en la sala acompañando a los otros imputados.
Los abogados de Wanda (Miguel y Leandro Ortíz Pellegrini) consideraron que la confesión de Wanda fue clave para esclarecer el hecho, pero la familia de Blas cree que sólo es un intento de la acusada de “aprovechar” la situación.
Esquivel cuenta con el beneficio de la prisión domiciliaria, porque es madre de una nena de seis años. Desde que confesó el hecho, la mujer intentó evitar el juicio y pidió a los fiscales ser sometida a un juicio abreviado.