La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) elevó en la última actualización de $30.000 a $90.000 la cifra mínima para informar las acreditaciones, extracciones, saldos de las cuentas y los depósitos a plazo fijo.
El plazo fijo es uno de los instrumentos que otorga un rendimiento que se conoce al momento de constituirlo, siendo una de las principales inversiones de ahorristas. Con el fin de disminuir el atesoramiento de dólares, el gobierno incrementó durante 2022 la tasa de los plazos fijos para incentivar este instrumento de ahorro en pesos.
El plazo fijo tuvo nueve subas de tasa determinadas por el Banco Central. Empezó el año en el 37% nominal anual y termina en el 75% nominal anual, 28 puntos arriba. Sin embargo, hace unas semanas, el directorio del Banco Central de la República Argentina (BCRA) mantuvo sin cambios la tasa de política monetaria y advirtió que seguirá observando la evolución de la tasa de inflación, pero aumentó los importes mínimos que deben informar los bancos sobre sus operaciones.
Este monto de $90.000 es mensual e incluye todo tipo de acreditación. Es decir, no se limita únicamente a los plazos fijos, sino que también abarca a los depósitos, las transferencias recibidas y los saldos en cuenta, por lo que no es un monto significativamente alto. En su momento también se incrementó de $10.000 a $30.000 el monto mínimo a partir del cual las entidades financieras deben reportar consumos con tarjeta de débito.
Con estas modificaciones, los bancos podrán agilizar las operaciones y a su vez, recibirán información automática y permanente de las acreditaciones mensuales, extracciones, saldos de las cuentas. La carrera entre las dos inversiones preferidas por los ahorristas minoristas argentinos, el dólar y el depósito a plazo fijo, se mantuvo pareja durante casi todo el año.
En un 2022 en el que el Banco Central conducido por Miguel Pesce perdió la reticencia a subir las tasas de interés, acuerdo con el FMI mediante, las colocaciones en pesos arrojaron resultados mejores que el dólar libre durante varios tramos del año. Pero el billete, activo de refugio por excelencia de los argentinos, pudo resistir y termina el año en niveles récord.