El papá de la novia de Fernando Báez Sosa, el joven de 18 asesinado frente a un boliche de la localidad balnearia de Villa Gesell en enero de 2020, aseguró hoy que no le desea a ningún padre «ver a Fernando acostado y esperando que lo ingresen a un cajón», al tiempo que aseguró que su hija «no está preparada para enfrentar el debate, al declarar en la segunda jornada del juicio oral que se les sigue a ocho rugbiers en Dolores.
Oscar Rossi, padre de Julieta Rossi, quien era novia de Fernando al momento del crimen, fue el primer testigo en la segunda jornada del juicio que se les sigue a los rugbiers por el homicidio calificado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas» del estudiante de abogacía y «lesiones leves» en el caso de sus amigos golpeados en el mismo episodio.
En su declaración, que comenzó a las 9.51, el hombre aseguró que su hija «emocionalmente no está preparada para enfrentar el juicio» y «todo lo que vivió» la noche del 18 de enero de 2020 en la puerta del boliche «Le Brique».
El hombre recordó la mañana de ese día, cuando Julieta lo llamó y le dijo que se encontraba en la fiscalía de Villa Gesell y Fernando en el hospital.
«Se sacó emocionalmente» al enterarse de la muerte de Fernando, dijo respecto de su hija y luego recordó el momento en el que viajó desde Pinamar -donde se encontraba- a Villa Gesell y vio el cuerpo del joven en la morgue.
«Les juro que no le deseo a nadie ver lo que yo vi en el cuerpo de Fer. Ni al peor animal en el medio del campo. A ningún papá le deseo ver a Fernando acostado y esperando que lo ingresen a un cajón», expresó ante los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores.
Luego mencionó que cuando llegó a la fiscalía, su hija tenía la camisa de Fernando, que entregó a la fiscal para realizar las pericias correspondientes de ADN. «Era una camisa que estaba rasgada», describió.
Rossi describió a Fernando como «una persona excelente, un ser humano extraordinario, más que compañero, más que amigo, brindado a todo», al igual que su grupo de amigos.
Sobre su hija, dijo que «permaneció un año sin salir de su habitación» debido a las secuelas emocionales que padeció.
Tras el testimonio del hombre, los jueces tienen previsto inicial con la ronda de amigos de Fernando que se hallaban con él la noche del crimen, cinco de los cuales también fueron atacados por los rugbiers.
Se trata de Ignacio Vaudagna, Juan Manuel Pereyra Rozas, Juan Bautista Besuzzo, Lucas Begide y Tomás Agustín D ´Alessandro, por cuyas lesiones los rugbiers están también imputados.
El testimonio del padre de Julieta fue escuchado por los padres de la víctima, Graciela Sosa Osorio y Silvino Báez, quienes se encuentran en la sala de audiencias de los tribunales de Dolores, luego de que ayer declararan como testigos.
También, al igual que ayer, están en el recinto los ocho imputados: Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23).
Ayer, en la primera jornada del debate oral y luego de que las partes de proceso expusieron sus lineamientos, la mamá de Fernando fue la primera testigo en declarar y brindó un conmovedor relato de lo ocurrido y de cómo lleva adelante actualmente su vida sin su hijo.
«Soy una mujer acabada», expresó, tras lo cual se pre preguntó: «¿con qué derecho (los imputados) le arrebataron la vida» a Fernando.
Y luego, a la salida del recinto, aseguró a la prensa que sintió que los ocho imputados que presenciaron su testimonio no están arrepentidos. «Sentí como madre que no estaban arrepentidos. No los veo arrepentidos», expresó.
Patadas en el pecho y la cabeza
Lucas Filardi, uno de los amigos de Fernando Báez Sosa que se encontraba con él la madrugada del crimen en Villa Gesell, declaró hoy que los rugbiers acusados de asesinarlo le dieron «primeramente piñas» y luego de que cayó al piso lo siguieron golpeando con «patadas en el pecho y en la cabeza».
«Había cuatro o cinco personas pegándole. Fue un instante que vino gente gritando y le pegaron, y se cae el piso. No hubo acto de defensa, fueron piñas. Eran seis, siete. Había tres o cuatro pegándole a Ferni, y un par evitando que nos acerquemos nosotros», aseguró el joven en la segunda audiencia del juicio.
El abogado querellante Fabián Améndola le preguntó quiénes de los acusados le habían pegado a Fernando y él dijo que no recordaba sus nombres, pero sí quién le había pegado a él: «Creería que Luciano Pertossi».
Por su lado, Fernando Burlando le consultó cómo fue el primer golpe a Fernando y Filardi contó: «Una piña muy fuerte en la cara, para desestabilizarlo y fue repentina». Momentos antes, según recordó el joven, Fernando le dijo que estaba preocupado porque los habían echado del boliche y que le aclaró: «Yo no hice nada».
Luego continuó declarando y señaló: «Le pegan una piña a Fernando y cae al piso, quiere levantarse y ahí patadas y piñas. Primeramente fue la piña para tirarlo y después patadas». Incluso, fue más allá: «Sé que fueron patadas en el pecho y en la cabeza», dijo y, a tal punto, gesticuló cómo fueron esas patadas y manifestó que eran con «mucha saña».
El testigo, asumiendo el papel de Fernando Báez Sosa, reconstruyó tirándose al piso del Tribunal cómo su amigo cayó tras recibir el primer puñetazo y luego lo que la víctima hizo para intentar evadir las patadas que le daban en el pecho y la cara.
«Lo que recuerdo es que había tres o cuatro pegándole a Fernando y un par evitando que nos acerquemos nosotros, yo que estaba más cerca por ejemplo», agregó sobre lo vivido esa madrugada violenta.