Cosquín Rock 2023 cerró su edición número 23 con un éxito rotundo que disfrutaron más de 200.000 personas que vibraron el pasado sábado y domingo en el Aeródromo de Santa María de Punilla. El festival de rock más grande del país agotó sus entradas días previos a su inicio convirtiéndolo en una edición histórica.
El evento musical se destacó por la amplia oferta de géneros, aunque sin descuidar su esencia enfocada en el rock. El productor y responsable del evento, José Palazzo, aseguró que el Cosquín sigue siendo el acontecimiento “más rockero del país”, aunque, otra realidad igual de importante es que no puede limitarse solamente a ese género. “Si nosotros nos hubiéramos quedado en lo que a mí me gusta, hoy tendríamos un sólo escenario. La música fue para otros lugares. Tuve la posibilidad de ver recitales de artistas como Dillom y Trueno, y el comportamiento del público es similar a cuando íbamos a ver a Los Piojos, a Divididos o a Las Pelotas: hay pogo, hay previa. La gente se divierte”, explicó Palazzo en una nota de prensa acerca de los shows de electrónica, trap, y hip hop que formaron parte de esta edición coscoína.
Así, el festival logró consolidarse como una experiencia única con el ingrediente especial de poder escuchar en un predio de 14 hectáreas más de 10 estilos musicales distintos. Lo que hizo del tradicional evento, una edición completamente diferente que no perdió su eje: el rock and roll luciéndose en el Escenario Norte durante ambas jornadas.
El pasado sábado y el domingo, durante más de 12 horas (desde las 14 y hasta las 2 de la madrugada), tocaron más de 110 bandas en los seis escenarios (Norte, Sur, Boomerang, Montaña, Paraguay, y la Casita del Blues) distribuidos en el gran predio con vista a las sierras; el fondo perfecto que el público disfruto cuando comenzó a caer el atardecer para capturar a sus grandes ídolos con sus celulares.
Un efecto colateral de la fusión de géneros fue el amplio abanico generacional que habitó el festival del Valle de Punilla. Tanto de artistas, como fue el caso del cantante de 71 años, Skay Beilinson, quien se presentó el día sábado sobre el Escenario Norte; y donde también tocó Francisco Lagos, cantante de 31 años de la banda Cruzando el Charco que se presentó el día domingo. Como en la audiencia, cuando los mismos que después de poguear los hits de Trueno, cruzaron a lo largo de todo el predio para disfrutar del show de la Aplanadora del Rock liderada por Ricardo Mollo.
La jornada del día domingo fue la más convocante. Apenas pasadas las 18:30, el espectáculo de Fito Páez sobre el Escenario Sur, fue uno de los shows más vistos de la jornada. Con el sol cayendo de fondo, el rosarino cautivo a todos sus espectadores a través de un repaso por toda su discografía. «Es el primer concierto del año», dijo Fito poco después de abrir el fuego con el tema que da nombre al famoso disco, cuyas primeras estrofas las cantó desde bambalinas hasta que hizo su irrupción a la vista del público. Luego siguió con «Thelma y Louise», «Tráfico por Katmandú», e incluso hizo un breve homenaje “al flaco” Spinetta con el tema “Pétalo de Sal”. Tras 90 minutos de show, el público ovacionó al artista que interpretó “Polaroid de locura ordinaria”, “A rodar mi vida”, y otros hits antes de abandonar el escenario para que lo suceda Airbag a eso de las 20. Antes de Páez, por el Escenario Sur pasaron los españoles de Vetusta Morla con sus canciones rockeras que levantaron al público.
En simultaneo, en la otra punta del predio, sobre el Escenario Norte, Las Pastillas del Abuelo retumbaban por todos los rincones del Aeródromo, lo que molestó un poco al rosarino quien ironizó: «Si sabíamos que iba a tocar el grupo de allá esperábamos. No queremos interrumpir la música hermosa de nadie”. Mientras tanto, sobre las tablas del Paraguay sonaba el dúo electrorrap Intendente, que tuvo la banca entre el público del mismísimo Ca7riel.
Luego, sobre el escenario más rockero, el Norte, llegó el turno de Ciro y Los Persas quienes dieron un show increíble que incluyó en 5 canciones a la Orquesta Sinfónica de Villa María bajo la dirección de Luis Nani. En la tercera canción, Ciro invitó a “La Jose”, la joven artista de tan solo 8 años que entonó junto al rockero “Canción de cuna” del álbum Sueños. Un viaje en el tiempo (2022). El artista que formó parte de 22 ediciones, cerró el show interpretando con su clásica armónica el himno argentino; pero antes se tomó el tiempo de leer cada bandera que flameaba y agradecerle a su público por ir a verlo.
Aunque, con una propuesta musical muy diferente, Babasónicos también dio un show imperdible sobre las tablas de la nueva incorporación de esta edición: el Escenario Montaña con la estética visual a cargo de Sergio Lacroix que se lució en el show de la banda liderada por Adrián Dárgelos. Allí, interpretaron algunos temas de su último álbum Trinchera (2022) así como también grandes clásicos que pusieron a bailar a todo su público mientras gozaban del despliegue escénico que encandiló a todos sus espectadores durante la hora y diez que duró.
Al mismo tiempo que sonaba el rock alternativo, La Vela Puerca, desplegó su energía y puso al público a saltar y agitar banderas, así como horas antes lo había hecho la banda liderada por Piti Fernández, Las Pastillas del Abuelo.
La variedad del festival también permitió que se lucieran artistas que traen a escena otras propuestas. Como Lisandro Aristimuño, que se presentó en el mismo Escenario Boomerang que tocó Emanuel Horvilleur. O como fue el caso de la banda indie, Bandalos Chinos que tuvieron su momento previo a Monsieur Periné a eso de las 20 sobre el Escenario Montaña; con un show muy celebrado por el público que demostró que merecen un lugar entre los artistas principales.
En cuanto a la música urbana, estuvo muy bien representada por Dillom en el Escenario Sur. Aunque físicamente fue imposible de disfrutar todos los shows, su público no perdió las esperanzas y salió corriendo hacia el otro extremo del predio apenas Ciro y Los Persas terminaron de entonar el himno para poguear “Demian”, “Pelotuda”, y el mashup de “Una vela” de Intoxicados que trapeó el artista. Luego, el dúo explosivo de Ca7triel y Paco Amoroso cerro el escenario a eso de las 23 mientras sonaban Las Pelotas sobre el Escenario Norte.
Finalmente, la banda liderada por Germán Daffunchio, con asistencia perfecta a cada una de las ediciones, fue la encargada de darle el cierre rockero a la jornada. “Es difícil cerrar Cosquín. Nadie quiere tocar, pero Las Pelotas sí, porque saben que ustedes están”, dijo Daffunchio en un mimo hacia su público en donde luego interpretó: “Será”, “Capitán América”, y “Si supieras”, entre tantos otros. Sin embargo, el cierre verdadero de esta edición estuvo en las manos del set electrónico de Tiësto, el DJ neerlandés que comenzó minutos después de la 1 de la madrugada con un largo repertorio en el que incluyó algunos guiños para el público argentino, como una reversión del hit de Bizarrap y Quevedo y una impactante puesta de luces y visuales que fueron ovacionadas por el público.
Una vez más, el Cosquín Rock dejó un fin de semana para el recuerdo. Pero en esta oportunidad con un éxito arrollador con entradas agotadas para un aforo de 200.000 personas y con un nuevo formato que incluyó en su grilla no solo rock, sino también demostró que la música de las nuevas generaciones merece un espacio en el festival de rock más grande del país. Que nunca falte el rock, pero que también haya lugar para lo nuevo.
La primera jornada
Cosquín Rock comenzó picando en punta en su primer día con presentaciones como la de Guasones, No Te Va Gustar, Skay y los Fakires, y Divididos.
Farolitos fue la banda encargada de abrir el escenario principal, dándole paso a El Bordo, La Chancha Muda, y Ojos Locos. Ya con una marcada presencia de público, fue el turno de Guasones con un show que no regaló ni una canción más para alimentar el fervor de la gente. A los platenses los sucedió la banda uruguaya No Te Va Gustar, con el concierto más extenso y convocante del Escenario Norte. Con una duración de 90 minutos, en el que repasaron gran parte de su carrera mientras caía el ocaso sobre el Valle de Punilla. Otro de los shows destacados fue el de la Aplanadora del Rock, que, a pesar de la distancia entre los seis escenarios, sus acordes retumbaron en todo el predio. Así, el encargado de cerrar la jornada y el Norte fue Juanse, que tuvo como invitados a Alejandro Kurtz (El Bordo), Junior (Caras Extrañas), Mateo Sujatovich (Conociendo Rusia), Celeste Carballo, y León Gieco.
En el Escenario Sur destacaron las presentaciones de Trueno, Turf, Conociendo Rusia, y el cordobés, Juan Ingaramo; mientras que, en el Paraguay, El Mató un Policía Motorizado fue el artista más convocante, seguido por la mexicana Lila Downs, y Mi Amigo Invencible. Sobre el novedoso Escenario Montaña, pasaron Estelares, Catupecu Machu, y LP, la artista neoyorquina que había destacado anteriormente en el Lollapalooza. El cierre estuvo a cargo de la DJ belga Charlotte de Witte.
El Cosquín en números
En su edición número 23, el festival confirmó movilizar recursos económicos por 9.112 millones de pesos representados en inversión de organización y compras de productos y servicios de los asistentes, así como la economía derivada en materia de traslados, estadías, y gastronomía.
Según datos arrojados por el informe del área de Investigación y Extensión del Instituto Cultura Contemporánea, el Cosquín Rock construyó 5.600 empleos directos, cifra a la que debe anexarse empleos indirectos dentro del festival. Asimismo, sobre los escenarios un 32 por ciento fueron artistas mujeres en escena, lo que ratifica uno de los objetivos que tenía el festival.
Respecto a su audiencia, Cosquín Rock acentúa su perfil familiar y multigeneracional con un 24 por ciento de asistentes que llegó con sus padres o hijos. Poco más de 50 por ciento asistió por primera vez a Cosquín Rock y casi 80 por ciento de los casos compró abono para los dos días, lo que impactó fuerte en el turismo. La conformación del público arroja que el 60 por ciento llegó desde afuera de Córdoba. El 30 por ciento llegó desde Buenos Aires, Santa Fe araña el 10 por ciento, mientras que la Capital de Córdoba aporta poco más del 20 por ciento.
Poco más del 70 por ciento de los espectadores pernoctó una o más noches para asistir. El 40 por ciento lo hizo por 3 noches, y un 35 por ciento aprovechó para vacacionar y quedarse más tiempo.
Además, para que nadie se quede afuera, este año por primera vez se puedo seguir todo el festival a través de la plataforma Flow, que contó con 150.000 vistas durante todo el fin de semana.
Más que música
Entre los escenarios principales, Norte y Sur, numerosas propuestas distrajeron a la gente mientras caminaba para ver a sus artistas favoritos. Carpas con juegos, stands de venta de merchandising oficial, puestos gastronómicos, y nuevos servicios que implementaron y funcionaron «muy bien” como un puesto para hacer tu propio sticker del Cosquín Rock. Palazzo señaló: “Hablo de la cafetería, las degustaciones de vinos, de los espacios de comer y beber. Vinieron 50 empresarios de Latinoamérica para participar del lanzamiento del congreso Music y Market y se quedaron impresionados con cómo logramos articular todo”. Otra novedad fue el “festival escuela” que, a través del Instituto Cultura Contemporánea, realizaron 3 jornadas de capacitación de fotografía, gastronomía, y producción de eventos culturales.