El correcto consumo de alimentos es fundamental en la etapa de la niñez y la adolescencia, puesto que es el período clave de crecimiento y desarrollo. Sin embargo, la segunda encuesta nacional de nutrición y salud realizada por la Secretaría de Salud de la Nación reveló que los niños, niñas y adolescentes (NNyA) comen considerablemente peor que los adultos y que 4 de cada 10 tienen sobrepeso u obesidad. Por otro lado, las mediciones en mayores de 18 años indicaron que casi el 70% está por encima de su peso. El estudio alcanzó a casi 22.000 personas de todo el país. A diferencia de la edición que se publicó en 2005 que sólo integró a niños y niñas de hasta 5 años y mujeres en edad fértil, la actual amplió notablemente el diagnóstico. Un grupo de 150 nutricionistas se encargó de recolectar la información sobre alimentación, actividad física y salud general a través de cuestionarios.
Por otra parte, los datos exhibidos mostraron que el 20,7% de los NNyA de 5 a 17 años tienen sobrepeso y el 20,4% obesidad, lo que totaliza un 41,1% por encima de su peso saludable, casi el triple del porcentaje esperado para la edad (15,9%). A su vez, subrayaron que los chicos con este problema de salud superan a los que presentan desnutrición clásica (bajo peso y baja talla). Un factor que agrava la situación es el cambio en patrones alimentarios que involucra un mayor consumo de alimentos procesados y menos productos frescos y preparados en el hogar, arraigado con niveles decrecientes de actividad física.
Con más especificación, la investigación expuso que, entre los 0 y 5 años, el 13,6% tiene peso excesivo. Además, en ese grupo el 7,9% tiene baja talla, siendo de bajo peso un 1,7% y de emaciación (desnutrición aguda) un 1,6%. De 5 a 17 años, la delgadez se da en el 1,4% y el 3,7% de los casos. Los números obtenidos confirman que el sobrepeso y la obesidad son el principal problema de malnutrición en el país. Otro dato importante es que en los adultos de sectores de menores ingresos se registró un 22% más de obesidad que en los de mayores ingresos, mientras que en los niños no hubo diferencias por estrato económico.
El secretario de Salud, Adolfo Rubinstein, planteó que la malnutrición “es una ventana abierta que va a mostrar consecuencias sanitarias cuando esos chicos se transformen en adultos con la aparición de enfermedades crónicas (cardiovasculares, cáncer, diabetes)”.