La Confederación General del Trabajo (CGT) salió ayer de un largo letargo con un duro documento donde advirtió por el deterioro económico y social que vive el país, acelerado por la crisis generada por la inflación.
El texto es en realidad un borrador de un documento que se presentaría hoy en la primera reunión del año del Consejo Directivo de la CGT, tras varios meses sin actividad. “Los índices de inflación y pobreza deben encabezar las prioridades para la adopción de medidas y acciones urgentes. Toda la dirigencia en general debe tomar conciencia de que ya no hay más margen de deterioro económico sin riesgo de descomposición social”, resalto el texto que ayer fue filtrado a la prensa.
En esa línea, en un mensaje a toda dirigencia política ante la campaña electoral que se avecina, la central obrera instó a la convocatoria de un consenso político, económico y social con el objetivo de alcanzar acuerdos para un programa de mediano y largo plazo “promoviendo el desarrollo, la producción y el trabajo como instrumentos necesarios y urgentes para superar la crisis y trazar un horizonte de crecimiento con justicia social”.
“El contexto económico y social es de tal gravedad que no permite especulaciones personalistas ni sectoriales”, enfatizó la CGT, que indicó que “sólo a través de la instrumentación de consensos mayoritarios con base en un conjunto de políticas de Estado orientadas a poner en marcha las potencialidades productivas con las que cuenta nuestro país, es que saldremos de la actual crisis”.
“La sociedad argentina atraviesa una compleja crisis económica y social, heredada y agravada por un escenario de inestabilidad macroeconómica que se manifiesta a través de una escalada inflacionaria creciente que pulveriza el poder adquisitivo de los salarios; escasez de divisas, informalidad laboral y un proceso de aumento en su pobreza estructural, inaceptable para la Argentina, que alcanza a un 40% de nuestro pueblo, condenando a la marginalidad a millones de argentinos y argentinas y ponen en serio riesgo la cohesión social”, planteó la CGT en una suerte de análisis de la coyuntura del país. A continuación, exigió que “las especulaciones cortoplacistas de una etapa pre-electoral no posterguen la generación de acuerdos estratégicos, dentro de un modelo de crecimiento sostenido e inclusivo”.
“La dirigencia política, sin distinciones partidarias, sin diferencias entre oficialismos ni oposiciones circunstanciales y con la responsabilidad de ser depositarios de la confianza y de la representación que la ciudadanía les otorga a través del voto, deben asumir el compromiso que les cabe en la sucesión de crisis recurrentes que han llevado a nuestro país a la situación actual”, exigieron los gremialistas, que plantearon una serie de pedidos, como reducir “los actuales índices de inflación, verdadero impuesto a la pobreza que deteriora los salarios y afecta la previsibilidad en materia de inversiones”; “la defensa del aparato productivo nacional y la instrumentación de políticas que promuevan el empleo genuino”; “el fomento al trabajo argentino a través de prácticas exportadoras con valor agregado”; “el fortalecimiento de los sistemas de salud y seguridad social”; y “la promoción de un proceso de movilidad social ascendente y de una justa redistribución de la riqueza que revierta la concentración del ingreso y promueva el equilibrio en la relación capital-trabajo”.
La asistencia alimentaria se triplicó
En los últimos 14 años, entre 2008 y 2022, la asistencia alimentaria que el Estado nacional les brinda a los sectores más vulnerables pasó de 1.000.000 de familias a 2.600.000, es decir que casi se triplicó. D
e ese total, el 50% (1.300.000 hogares) se incorporaron entre 2019 y 2022, durante el último año del mandato de Mauricio Macri y los primeros de la administración de Alberto Fernández.
Sin embargo, esta gran inversión social sólo alcanza para cubrir un tercio de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) –que define la línea de indigencia- de los hogares.
La Tarjeta Alimentar es el programa alimentario más importante de la Casa Rosada que administra el ministerio de Desarrollo Social, que a partir de mayo aumentará un 35%, según anunció ayer el Gobierno.
Como ejemplo, desde mayo la Tarjeta Alimentar pasará a valer 17.000 pesos para las familias con un hijo de 0 a 14 años que reciban alguna asignación por hijo.
“Pese al nivel de cobertura logrado por el Programa Alimentario, según la Encuesta Permanente de Hogares del segundo semestre de 2022, todavía existían en Argentina 1.700.000 de menores de edad habitando hogares en los que el ingreso familiar resultó insuficiente para satisfacer sus necesidades alimentarias”, destacó la investigación de la Fundación Éforo.