Las infraestructuras de los Juegos Olímpicos previstos el año próximo en París reforzaron su seguridad como efecto de la ola de violencia en diferentes ciudades de Francia tras la muerte de un joven descendiente de inmigrantes, quien fue baleado por la policía el martes pasado durante un control de tránsito en la capital de ese país.
La ministra de Deportes, Amélie Oudéa-Castera, informó que la custodia de las sedes olímpicas fue «ligeramente reforzada» después de las jornadas de disturbios que dejaron como saldo unos 3.200 detenidos, más de 700 agentes heridos, unos 5.000 vehículos incendiados, 10.000 basureros quemados y casi 1.000 edificios dañados en todo el territorio.
«En el marco de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, hemos tomado medidas estos últimos días para reforzar aún más la protección de las infraestructuras», indicó la funcionaria este lunes en un acto sobre violencias en el deporte.
Oudéa-Castera lamentó la imagen proyectada al mundo con las manifestaciones y remarcó como prioritario el restablecimiento de la paz social. «Lo que pasa evidentemente no es bueno para la imagen de Francia, pero hay prioridades: el regreso del orden republicano, el final de la violencia», indicó.
La ministra relativizó las consecuencias de las protestas en la organización de los Juegos, al recordar la experiencia en el Reino Unido hace una década: «Eventos de este tipo ya se habían producido casi un año antes de los Juegos de Londres (2012), con manifestaciones de violencia muy fuertes, y la edición de los Juegos fue muy positiva».
El gobierno de París descartó que la violencia pueda alterar el desarrollo de la cita olímpica, pero sí admitió su preocupación por el actual contexto de violencia urbana.
«Estamos a un año de los Juegos. No hay que confundir los plazos», dijo este lunes el primer adjunto de la alcaldía, Emmanuel Grégoire, durante la presentación del recorrido de la llama olímpica, según consignó la agencia Afp.
Algunas sedes de París 2024 se encuentran en barrios sensibles en los que se registraron graves disturbios por el crimen a quemarropa de Nahel M, un adolescente de 17 años.