El endurecimiento del cepo al dólar, ante los vencimientos de los pagos al FMI y la cercanía de las primarias –y la necesidad de tener divisas en el Banco Central para frenar cualquier corrida cambiaria-, está llevando a las empresas a una situación extrema, que coloca a la industria al borde de una recesión por la falta de insumos.
Con las importaciones trabadas, los empresarios le reclaman al Gobierno que acelere los trámites y advierten que estas restricciones pegarán sobre la actividad y la inflación. “Las demoras en la aprobación de las importaciones atentan contra la normal operación de nuestros asociados de todo el país, generando perjuicios a las empresas en un ya complejo contexto económico. Estas dilaciones, tarde o temprano, se traducen en escasez de insumos para la producción y consecuentemente en mayores costos, a sabiendas de que la mayor parte de las actividades económicas dependen en cierto grado de la importación de bienes para operar”, explicó Mario Grinman, de la Cámara de Comercio y Servicios (CAC).
En las últimas semanas el Gobierno endureció el cepo a las importaciones a través de la aplicación del impuesto País del 7,5% para la compra de bienes en el exterior y del 25% para las de servicios. Y después recortó las autorizaciones a partir del trámite del CEF (Capacidad Económica Financiera), que determina a cuántos dólares puede acceder cada empresa. En la mayoría de los casos, fue un recorte del 25%.
También la Unión Industrial Argentina (UIA) manifestó su reclamo por las restricciones. “Resulta primordial eximir del impuesto País a las importaciones temporarias en su conjunto para no afectar la competitividad argentina y la generación de divisas comerciales genuinas. La UIA considera que las medidas dispuestas poseen un sesgo muy adverso para las cadenas de valor exportadoras” por que las importaciones temporarias están alcanzadas por el reajuste impositivo. “Se va a generar en muchos casos una pérdida económica tal que atenta contra la continuidad productiva, con la consecuente caída de las exportaciones, la pérdida de mercados externos, paradas de líneas de producción y de puestos de trabajo”, alertó la entidad.
La situación se refleja además en los datos, ya que las últimas cifras indican que las importaciones de bienes retrocedieron 7% en julio en comparación con junio, tras la puesta en marcha de las medidas que encarecieron el acceso a divisas para las empresas. Según cifras oficiales preliminares, en el séptimo mes del año las importaciones habrían retrocedido a US$ 6.680 millones, lo que implicaría el segundo mes seguido de desaceleración en el ritmo importador. Desde el pico de mayo, que fue de unos US$ 7.400 millones, el volumen mensual se contrajo unos US$ 700 millones. En la comparación interanual, la diferencia fue de casi 20%, aunque explicada en gran parte por un desplome en la necesidad de importación de combustibles y lubricantes, que en julio fue 61% más baja que el mismo mes del año pasado.
Se destraban las compras para Vaca Muerta
Tras una escalada de tensión en el sector ante la posibilidad de paralización de la actividad en Vaca Muerta por falta de autorización de las importaciones, el Gobierno comenzó a autorizarlas tras una reunión con empresarios del sector y el sindicato de petroleros privados.
Así lo informó Marcelo Rucci, secretario general del Sindicato de Petroleros Privados de Río Negro, Neuquén y La Pampa, al expresar que “nos da tranquilidad que no se va a afectar el empleo”.
Desde una de las dependencias que se sienta a la mesa de negociación, confirmaron además que “hoy hubo reuniones con empresas, que están con pico de actividad, y se relevaron las necesidades más urgentes dado el importante crecimiento interanual de importaciones de estas empresas”.
“La realidad es que se está analizando caso por caso, pedido por pedido”, aclararon las fuentes, que destacaron que las empresas tienen “resistencia a financiar las importaciones, pero lo cierto es que hay récord de actividad y fractura en Vaca Muerta”.