René Sosa, alias «Chancho», tiene la apariencia de un vecino común y corriente que podría pasar desapercibido para la gran mayoría de la gente. Sin embargo, es uno de los narcos más famosos de Córdoba, fundamentalmente en la zona de barrio Maldonado y aledaños, con condenas federales y provinciales a pesar de su mediana edad.
En los próximos días, la Cámara Décima del Crimen volverá a juzgarlo por liderar una asociación ilícita que se dedicaba a ingresar celulares, cargadores y chips a la cárcel de Bouwer, para allí venderlos a jugosísimos precios. Por supuesto, Sosa manejaba los negocios desde su celda en el módulo MX1 que ocupó hasta junio del año 2021 cuando fue trasladado al penal de Cruz del Eje. Según la investigación del fiscal Enrique Gavier, los teléfonos provenían de un local de la Galería Norte, propiedad de Claudio Álvarez, el primer eslabón de esta cadena y quien entregaba los aparatos activados. En Bouwer los recibía el guardia cárcel Mauro Casado, quien además era el nexo con quienes estaban afuera como el hermano de Sosa, Elio Juncos, y Alejandra Vásquez, madre de dos hijos del Chancho, quienes manejaban el envío de los celulares, recibían y administraban el dinero. Dentro de la prisión, Héctor Palacios era el ayudante de Sosa, y quien se vinculaba con los «clientes». Según se pudo probar, varios de estos aparatos fueron usados por distintos condenados para cometer estafas virtuales con damnificados en varias provincias. Sosa, en tanto, tenía una línea familiar, y otra para coordinar su red narco en los barrios de su dominio.
En resumidas cuentas, la exitosa actividad de esta banda demostró cómo se forman las cadenas delictivas desde el exterior y hasta ingresar a algunas cárceles que sirven de base de operaciones para estafas y defraudaciones a gente somnolienta e ingenua. En todo caso, cuando en pocos días más lo vuelvan a traer a Sosa a Tribunales para un nuevo juicio, diremos: ¡Otra vez el Chancho!